Declaración de muzike.org ante las concentraciones de \'autores\'

Comparte en:
lavrenti
El Mundo siempre saca lo peor de mí mismo, y como estaba cantado que iba a suceder más tarde o más temprano Rock & Blog acabaría reventando de mis casillas. Todo esto viene a cuento de la última concentración de los "autores" -por si no se ven las comillas añadiré un *ahem*- frente al Ministerio de Industria de la mano de Promusicae (Asociación de Productores de Música de España).

Según reza en la propia web de la asociación...

En la concentración se ha podido ver a Luis Eduardo Aute, Loquillo, Chenoa, Rosario, Carmen París, David de María, Antonio Carmona, Conchita, Merche, Tamara, Mago de Oz, Lichis, Edurne, Melocos o Virginia entre otros muchos artistas y trabajadores de la música.

Más de 2.500 artistas y profesionales de la música han firmado el manifiesto: Desde Alejandro Sanz a Peret, pasando por La Oreja de Van Gogh, Pereza, El Canto del Loco, Marlango, Ana Belén, Victor Manuel, Andrés Calamaro, Ana Torroja o Miguel Bosé.

(...)

"La de hoy es una jornada histórica para la música en España", señaló Guisasola a las puertas de la sede ministerial. "Este sector aglutina a muchos miles de trabajadores y profesionales que hasta ahora apretábamos los puños ante las constantes agresiones impunes que veníamos recibiendo. A partir de este momento comienza una revolución pacífica en defensa de lo nuestro: la música y sus artífices, uno de los grandes valores de este país que sin embargo ha sido ninguneado hasta ahora"


muzike.org se ha posicionado siempre en torno a la postura de la "descarga responsable". Esto es, libertad y gratuidad en el acceso a la cultura (y esto incluye música, literatura, obras pictóricas... -cerrad los ojos cuando paséis ante una obra arquitectónica-), y responsabilidad para apoyar a los creadores, en el caso de la música, adquiriendo discos originales y asistiendo a conciertos -en la medida en que la capacidad económica de cada uno lo permita-.

Pero siempre nos revelaremos ante lo que supone esta defensa de lo nuestro, es decir, de la gran industria discográfica. Más cuando se leen declaraciones vergonzantes como la de: En cinco años esto desaparece. No habrá ni canciones ni música.

La música nunca va a desaparecer, porque no os pertenece. A pesar de intentarlo, no se deja maniatar, vosotros, gran industria y sus siervos, con vuestro proceder, en realidad, la degradáis, cuando no es denuesto. No son vuestra prensa y vuestras radios las que ignoran la música naciente para mover a la gran masa a consumir las mismas marcas comerciales que aparecen como firmantes del manifiesto, ignorando a quienes nunca van a dejar de componer, ensayar y tocar en directo ya que no es estipendio lo que ansían y pierdan dinero en ello.

Son estos grupos los que mantendrán la música y no vuestros productos de marketing -muchos de cuales ni siquiera pueden mostrar con orgullo su condición de autor sobre sus propios discos-. Sí, los mismos grupos a los que les ofrecéis contratos abusivos para poder editar a mayor escala cuando dan sus primeros pasos -trucos utilizáis para reducir el 7% por disco, ¿verdad?-, los pequeños sellos a los que las tiendas vedan sus estanterías -publicad vuestros márgenes!-, y los promotores que temen la presencia de algún agente de la sgae que quiera cobrarles preventivamente por llevar a un escenario la misma música que estos grupos elaboran con esfuerzo ante el fantasma de la "versión con derechos de autor".

Cada vez que asistimos a un concierto de cuarenta personas de grupos que os avergonzarían -vuestro emperador sigue yendo desnudo- por su capacidad de innovación, esfuerzo y calidad, pero que se ven incapaces de acceder al gran público porque todos aquellos que adoptáis el rol de "víctima de agresiones" no habéis hecho nada para apoyar -y lo habéis hecho todo destruir- la creación en la base, desearíamos que el, anticipado por los agoreros, apocalipsis de la música se hubiera materializado ayer.

Un espectro se cierne sobre la Música, el espectro de la libre creación y la difusión colectiva. Contra este espectro se han conjurado todas las potencias de la vieja Industria, el ministerio de Cultura y de Industria, y los adictos al pesebre. Los colectivistas no tenemos por qué guardar encubiertas nuestras ideas e intenciones. Abiertamente declaramos que nuestros objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando con fuerza todo el orden musical existente. Tiemblen, si quieren las clases gobernantes, ante la perspectiva, de esta revolución. La música, con ella, no tiene nada que perder, como no sea sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo entero que ganar.

Alabemos a Álfheimr y la música libre!