Trist... los otros... los checos

Comparte en:
lavrenti

De veras, lo siento por el lector habitual de muzike.org (si lo hubiere) que se deje llevar por nuestras recomendaciones (digo yo que haylo), ya que con los últimos comentarios estamos transformando el verano en una estación gélida y desalentadora, y retorciéndolo hasta formar una espiral descendente al centro mismo de los propios padecimientos.

Tras acabar julio de forma brillante con Alcest, lavrenti ha decidido torturar este agosto de anhelos a base de ritmos lentos al límite de lo extremo en lo musical y conceptual. No fue suficiente con la evocación de la derrota en ROME, el estruendo en The Angelic Process, los poemas muertos de Uaral y la lentitud corrosiva de Black Shape of Nexus.


No! Ahora tenía que llegar con las dos bandas que responden al nombre de Trist. El proyecto personal del alemán Benjamin König (Lunar Aurora) del que tú y yo tenemos que hablar pronto, y la opción checa liderada por aquel que, de por sí, se hace llamar Trist, acompañado en la batería por P.

Trist de Chequía es una banda que ha pasado a mejor vida (siempre es mejor vidaaaa) en el verano de 2007 después de una carrera fulgurante en la que, desde 2003, han editado seis demos en CD-R, un split y cuatro discos. El primero, Stíny, el año pasado; y los otros tres en este mismo 2007. Siendo Zrcadlení melancholie tan reciente que todavía no hemos podido oirlo, así que nos centraremos en los dos primeros, Slunce v snovém kraji rozplývání echa... y Sebevrazední andìlé.

Trist no es un grupo fácil y, probablemente, ni siquiera es un grupo recomendable en función de las tendencias naturales que tengas al autosacrificio. Su música surje de los abismos del dolor, la más absoluta tristeza, el vacío existencial y la cercanía de la muerte. Su estética se revuelca entre claro/oscuros en las autolesiones y las tentativas de suicidio, con fotografías plagadas de cicatrices, heridas abiertas y sangre derramada. Casi con seguridad sean falsas, así que "cuidadín" con cogerle gusto. Mucho me temo que no soluciona nada y sólo ahonda los padecimientos y la desconexión.

Al menos es así en Sebevrazední andìlé, disco surgido en torno a un único tema separado en dos partes de veinticinco y dieciocho minutos. Asistiremos desde el principio a una muestra espléndida (en lo mórbido) de lo que se ha dado en llamar black metal depresivo o, incluso, suicida con todo su dulce encanto. Así tendremos minutos y minutos de guitarras distorsionadas resistentes a la desviación de la melodía inicial, baterías constantes, marcadas y lentas (nada de doble bombo), y, en este caso, alaridos proferidos de forma inesperada y sin más motivación que ahondar en el sentimiento agónico. Así será cuando al final de la primera parte oigamos a Trist gritar en soledad provocando escalofríos.

La segunda parte sigue al mismo tempo pero al tener quizá un sonido más lleno, más compacto, resulta menos frío y abandonado de sensibilidad. Los alaridos no consiguen romper del todo la sensación de emotividad creciente que se genera y que nos prepara para la siguiente escucha.


Slunce v snovém kraji rozplývání echa... es diferente... partiendo desde el mismo vacío construye un paisaje evocador consistente cargado de fantasía a pesar de la cierta frialdad etérea que sigue interponiéndose. Comparte algunas ideas como la iteración mesmérica en busca de una profunda introspección, pero en un ambiente que, a pesar de la nostalgia, resulta mucho más agradable y bello (por más que la crueldad anterior pueda parecérnoslo también por momentos).

Es igual, pero me recuerda a cuando en compañía de Iolo, Shamino y Dupre atravesamos los Pilares de la Serpiente y fuimos a parar en la tormenta a Serpent Isle, donde habríamos de enfrentarnos de nuevo con el Guardián bajo la amenaza de una arcaica civilización ya desaparecida y los refugiados que huían del imperio de la Ley de Lord British.

Son teclados recurrentes ambientales, sin guitarras, y sólo con alguna aparición sutil de percusiones; que crean espacios oníricos vibrantes. Desde su mismo diseño advertiremos la alteración de lo real hasta alcanzar un ideal natural de bosques y nubes en rededor. Así, se alza ante mí, imponente, e, insospechadamente, no temo. De la mano me eleva y puedo apenas atisbar la inmensidad de incertidumbre que habremos de atravesar en vuelo y en pos de futuros mágicos plenos de esplendor.

Mientras sea posible dejaré que al atravesar veloz nebulosos hechiceros mis ojos desprotegidos se acuen, y, si he de caer, caeré para mayor gloria, sin dolor ni sufrimiento, abrazando lo percibido como breve y glorioso pasado conjunto. Sigamos, pues, la estela en los amaneceres de reinos de sol y nieve como los que nos propone este segundo disco.


Y cerrada la etapa de Trist, ¿qué queda? Deep-pression con RH, autor del artwork de Slunce v snovém kraji rozplývání echa..., y músicos polacos disciplinados en la desilusión, la depresión y el martirio. Buscamos ansiosamente The critical state of loneliness. Mientras tanto admiraremos su portada y escucharemos fragmentos en su myspace. El de Trist aquí.


Todos los trabajos de Trist y Deep-pression disponibles en Insikt.


Artículos relacionados: