Jucifer, esperanza para el neo-grunge?

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lavrenti


Jucifer nace hará unos trece años en la ciudad de Athens, en Georgia, de la inicial unión de dos personas (aunque comenzaran siendo un trío), amber valentine, vocalista, guitarrista y bajista; y edgard livengood, batería. Ahora mismo pareja nómada con perro.

Lentamente han ido haciéndose un hueco en el underground musical norteamericano con un sonido y una actitud muy personal, unida a unos directos impactantes, que lo mismo les reporta fans acérrimos que genera indiferencia en los medios.

No es un grupo fácil pues su música tan pronto toma la forma clásica del rock, como suena a punk, a psicodelia de los 70, doom o se interna por el pop y el indie. Le veo claras referencias al grunge más nirvanero en sus facetas más musicalmente nihilistas, y a bandas como Melvins (de quiénes han sido teloneros), Sonic Youth o Pixies. Luego en directo puede que parezcan hasta grind-core X-D como se puede ver en este impactante vídeo que publican en myspace.


Get this video and more at MySpace.com

Estética y temáticamente cogen las peores referencias de la tradición norteamericana en un extraño bric-a-brac que va desde los hippies a la américa profunda. Hablan de drogas, de guerra, de sufrimiento, de rendición... Como su música, se funde todo en una mezcla absurda destinada a autodestruirse a sí misma.

Ed y yo somos personas hipersensibles, muy empáticas con el dolor de la gente, así que de ahí viene todo. Creo que es un tema común en la humanidad. Es más, de la forma en que sonamos, no funcionaría si cantásemos sobre la alegría. Por muchas razones, mucha de nuestra música se deja llevar por la idea de la auto-destrucción

Afirman que su devoción por la intensidad y su desdén por las reglas estilíticas suele inspirar reacciones encontradas. Mantienen así un permanente conflicto entre distintas concepciones; pasajes melódicos con arranques crust, sludge y pop, o el contraste de las distintas líneas de voz de amber que bien puede casi susurrar dulcemente que desgañitarse como una banshee. No le gustará a aquellos que quieren oir la misma música rock reciclada una y otra vez. Desconcertará a aquellos que prefieran categorías claras para explicar su mundo.


1. she tides the deep
2. centralia
3. lucky ones burn
4. hennin hardine
5. antietam
6. my benefactor
7. four sons
8. pontius of palia
9. backslider
10. luchamos
11. ludlow
12. the plastic museum
13. in a family way
14. medicated
15. led

A principios de septiembre presentaban en el sello Relapse Records (importante reseñar que se dedica fundamentalmente a metal extremo) su tercer trabajo (tienen un par de EP's entre medias), If Thine Enemy Hunger. Quince temas en casi una hora de duración que nos presentan pasajes muy variados con decenas de referencias y una actitud desenfadada, rupturista y, en ocasiones, histérica.

El trabajo deriva desde las primeras lentas creaciones cuasi-doom She tides the deep y Centralia, a las rockeras, ya más rápidas, Lucky Ones Burn (casi suena a Garbage) y Hennin Hardine, que presenta unas guitarras ruidistas en una ambientación tensa (tiene matices terroríficos extraños) que reaparecerán más adelante.

Se llega entonces a uno de los mejores temas del disco, Antietam. Una canción extremadamente tensa, absurda en las guitarras, con una base hipnótica de bajo, y explosiones rabiosas de voz. Me recuerda a los temas bonus que añadieron a Nevermind e In Utero cuando los editaron en cd. Mayhem puro...

A partir de ese momento el disco se relaja bastante, siendo las voces más limpias, las guitarras más definidas (sin demasiado distorsión) y la percusión no tan violenta. Serán My Benefactor o Pontius of Palia (primer single a falta de próximo vídeo), con Four sons que mantiene una base extremadamente grave y oscura.

Backslider resulta un buen tema con actitud rockera, que se va desgajando en bajones de velocidad. Vendrá después el extraño tema cantado en castellano Luchamos... Quedará por delante la lenta, arrastrada con sumo esfuerzo, Ludlow que con esa base de batería y bajo suena tan sencilla como emotiva.

In a family way sigue la línea de temas como Backslider rodeada entre las dos sufridas The Plastic Museum y Medicated. Mantiene esta última una actitud tan asténica y alejada que va actuando lentamente de depresor del sistema nervioso. La despedida será una relajada, también inquietante, Led que aporta unos últimos detalles vocales extraños que nos llevan a finales de los años 60.

En definitiva, un sonido ecléctico, descontrolado, liberado de toda atadura que puede convencer o no, pero que recomiendo experimentar. Si al menos no te gusta todo el disco seguro que sacas dos o tres grandes temas. Algunos de los cuales puede que estén en su myspace o en la e-card oficial. También podéis ver el vídeo de When She Goes Out.









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