Corvus Corax, Venus, Vina, Musica

Comparte en:
lavrenti


En el mes de julio nos encontrábamos, para nosotros fue una sorpresa, con un nuevo trabajo de una de las bandas más reconocidas, y deseadas ¬_¬, por las huestes de muzike.org. Estos son los multi-instrumentalistas medievales Corvus Corax.

Venus Vina Musica se publica tras la aclamación general de su proyecto Cantus Buranus, recuperación de las originales partituras del Carmina Burana (interpretadas en su tiempo por Carl Orff), que se representó en unos pocos magníficos eventos en teatros alemanes (y en espectaculares actuaciones al aire libre) junto a orquesta y coros.

En la formación ha habido algún pequeño cambio con la salida de nuestro querido Meister Selbfried y la entrada del no menos bonachón Jordon Finus. Esperemos que pronto el profesor vuelva a darnos lecciones de música, aunque no por ello han perdido calidad o fuerza en su música.

En esta ocasión han abandonado la seriedad de su anterior proyecto para volver a un estilo de música vulgar, entendido como aquella música que podemos imaginar que era degustada por el pueblo. Así, aunque magníficamente interpretadas, son canciones sin las grandes instrumentaciones de orquesta de su proyecto Cantus Buranus ni coros clásicos; optan por la vivacidad y la actitud festiva, con instrumentos más comunes y populares, dispuestas a ser interpretadas en festivales medievales (dentro vídeo).



La historia narra el viaje musical de un trovador, en el siglo XIII, en busca de la legendaria bailarina Sanyogita, de la que se dice era una princesa hindú y la mujer más hermosa del mundo. Así tras su rastro cruza Europa, el Norte de África y Asia Menor hacia las tierras de las que habló Marco Polo. En el camino conoce fascinantes culturas extranjeras y comparte sus costumbres musicales. Ante las hogueras escucha las historias de otros pueblos al tiempo que conoce sus extraños instrumentos.


Y es en grupo ante el fuego donde los placeres se derraman en lo que, en este trabajo, da sentido a la vida. Esto es, venus, vina, musica; lujuría, vino y...

Música que vuelve a estar marcada por la presencia de abundantes percusiones, gaitas, vientos y panderetas unidas a los jaleos de la gente que dan esa impresión de música tocada en compañía.

A veces tiene un toque de celebración alcohólica, otras un toque picaresco, y en otras hasta un lejano aire de fiesta, si no pagano al menos sí de relajada moral cristiana.

Sin más, acompañemos al trovador en su periplo por tierras ignotas...


1. Anti Dolores Capitis
2. Venus Vina Musica
3. Urmawi
4. Tuska
5. Qui Nous Demaine
6. Bibit Aleum
7. Katrinka
8. Tertio
9. Feralis Saltare
10. Sanyogita
11. Scotus
12. Lamentatio Coelibatus


El viaje se inicia con el mal despertar de resaca ante el que enfrentamos el viejo conjuro Anti dolore capitis contra el dolor de cabeza.

León, leona, toro, tigre, cuervo y pantera!

Venus Vina Musica será la despedida de su tierra, entre Alemania y Hungria, con una última celebración de la carne en lo que es un himno para él que le acompañará durante buena parte del disco.

Comenzando con fanfarria es uno de los grandes temas ante los que sería difícil permanecer quieto en concierto, con unas percusiones extremadamente dinámicas, una velocidad de vértigo, unas cuerdas llamativas y una curiosa mezcla de voces y coros.

El toque tribal festivo continuará a su paso por Arabia donde conocerá al hombre de ciencia, bibliotecario del califa al-Musta Sim y musicólogo persa al-Urmawi que le introduce en los vientos y la percusión de su tierra mientras mantienen largas conversaciones. Urmawi es uno de los temas instrumentales que pronto forman parte del folclore propio de la banda.

Y de parranda en parranda acabará acompañando a un grupo de cíngaros que le enseñarán la extremada vivacidad de su música y sus bailes ante el aliento aportado por los crecientes jaleos. Es la inquieta Tuska



Pero el camino es largo y la senda tortuosa y tiene que haber momentos para un poco de tranquilidad y relajo. Qui Nous Demaine es un canto al mes de mayo entonado en francés con bella base de harpa.

Sus pasos le llevan hasta las estribaciones del Himalaya, donde los peculiares instrumentos musicales del budismo se mezclan con la percusión y las gaitas en Bibit aleum. Quizá uno de los temas más bellos del disco con su tempo en ascenso.

A la altura de Katrinka podemos valorar como en esta parte del disco hemos ido dejando un poco atrás el inicio festivo para creaciones más lentas y sentidas. En este caso son melodías que escucha en la parte meridional de los balcanes. Le sirve al protagonista para sobreponerse a una última borrachera excesiva.

Tertio es más grave si cabe. Su largo periplo le ha llevado hasta tierras britanas pero Sangyogita se sigue mostrando esquiva. Feralis Saltare puede representar cierto cansancio. Ha recorrido ya tantas tierras siguiendo las réplicas que sus danzas han dejado en los pueblos, que estas pistas se muestran confusas y contradictorias.

En Sangyogita llega a las tierras que vieron nacer a la princesa y se interna por los intrincados sonidos hindúes. Gaitas sobre percusión con voces graves y jaleos de los asistentes, mientras vamos recuperando el ánimo.

Pero sus andanzas continúan y llega hasta las lejanas tierras de Cipango donde conoce a los orgullos guerreros samurais y queda impresionado por el arte de la percusión. Es Scotus que con sus violentas aceleraciones que acaban con nuestras últimas fuerzas.

Ya sólo queda Lamentatio coelibatus en que la alegría ha desaparecido para entregarnos a la quietud y la rigidez de la percusión y cantos con cierto reminiscencia a coros religiosos.


Es el periplo junto a un grupo de fieles que le recriminan su vida licenciosa con una canción antigua de Augustinus cuando fue descubierto entregado al deseo carnal. Es un canto sobre la abstinencia y se llama Lamentatio Coelibatus.

¿Y Sangyogita? Seguirá bailando esquiva (dentro vídeo)




En definitiva, el disco resulta una narración de un largo viaje por diferentes culturas de las que toma detalles y aprende, pero siempre mostrado desde su punto de vista de trovador germano. Todas las influencias musicales por él adquiridas pasan por el filtro de su entendimiento de la música, siendo así apuntes y pequeños añadidos a la base de gaitas y percusión que ya conocemos, y admiramos, de la banda.

Un trabajo menos pretencioso que el necesario Cantus Buranus pero que, como el resto de la carrera de los Corvus Corax, supone un magnífico acercamiento, con visos de autenticidad, al folclore medieval. Es festivo, bailable, entretenido y muy divertido; y cuando se relaja y baja el tempo resulta conmovedor, y nostálgico de aquesta idealizada época.


Como último apunte, el disco lo han editado en su propio sello Pica Records en lugar de en el todopoderoso RoadRunner Records. Los motivos los desconozco pero limita un tanto su distribución así que será más difícil encontrarlo por aquí.


Como despedida un último vídeo, uno de los pocos oficiales, de la banda todavía con el inefable Selbfried en Hymnus Cantica rodeados de un innegable ambiente a lo Desafío Medieval en L'Alfaz del Pi (todo un espectáculo digno de Benidorm y tú).








Artículos relacionados: