Ansía la sangre de Pegaso

Comparte en:
lavrenti

    Largo tiempo han vagado mis ojos tristemente por los cielos
    sin ver más que nubes,
    y, de pronto, a través de la bruma...(1)

vislumbro un caballo alado a galope atravesando los cielos nocturnos. Símbolo de pureza e intención gentil, guía de almas francas al Olimpo aparenta ser inalcanzable para aquellos que vagamos ensimismados en el espanto. Podemos observarle con los ojos deseosos de sangre del lobo, de desesperación de los que están llenos de libertad y se queman sin querer, de la melancolía de aquel Belerofonte fracasado en su tentativa de alcanzar la excelencia, de gratitud por el agua cristalina brotada a golpe de sus cascos o de apatía del que para nada piensa que cambiará el mundo que ahora ve.

Una vez que Tenpel han revelado su nueva obra y tenemos la posibilidad de olfatear lo divino en La Sangre de Pegaso, somos responsables de nuestra actitud y opinión. Podemos entregarnos y sentir, dejarnos vencer y ponernos en duda a nosotros mismos, o bien fortalecer la alienación, dejar que los aguijones de la reificación abatan de nuevo al corcel.



    Renunciar a la utopía significa en cierto modo tomar partido por aquello que al mismo tiempo se sabe que es un engaño. Éste es el origen de todos los males. (2)

No! Quien este artículo (quisiera fuera una declaración de amor) escribe se intenta aferrar a ella a través de algunos discos especiales que le hacen creer que todos los vicios de la cultura de masas son superables; que se puede vencer el rencor nacido de lo siempre igual y separar la esperanza de la frustración y la alegría y la tristeza del dolor. Si podemos entender que este disco nace de meses de esfuerzo e ilusiones y nos llega a nosotros tal y como ha podido ser; sincero, sencillo, directo, cual regalo sin exigir nada a cambio, ¿seremos entonces capaces de atrevernos a creerlo? A creer que es perfecto, a decirlo y dejarlo por escrito, porque lo ha sido en un momento dado y entonces lo es, porque ha encajado como respuesta y ha elevado muchas otras preguntas que quizá no queramos pero es necesario plantearnos. Quizá la verdadera razón de ser de todo esto, la música y creer que hay algo más allá de lo meramente estético, sea rescatar en el fin de la historia la mirada del animal.

    Quien canta no está solo. Escucha la voz, escucha a otro, que a la vez es él mismo. Devenir otro, volverse contra el miedo (quien tiene miedo, canta).(2)

Así los que no temen pueden mostrarse abiertamente y derramar la riqueza de su arte sobre nosotros. Atreverse a experimentar con lo que sienten sin pretender mantener una línea o exigir triunfo (por más que lo que merezca). No hay nada que ocultar, todos sabemos que no hay tiempo para estar pensando en lo que pasará. No están solos quienes comparten un himno, una oda a la amistad, a los suyos (nuestros), tan brillante hasta emocionar Sin condiciones; o te susurran Olvida, respira en los malos momentos en que la imparable realidad te ahoga esperando a que salgas de las sombras a un nuevo amanecer.

Monótona languidez combate la indiferencia y la apatía de los rendidos y emociona con el grito central, agradecimiento a la triple madre que nos ha permitido vivir esta excepción en el espacio y el tiempo, entre la gloria y la debacle. Con Pegaso y la intro forman el primer acto, La sangre, en el desplegar inicial hacia la épica del salto al borde del barranco en Brahamante (increíble) que abre El deseo, y con ello el sufrimiento. Dificultad enfrentada en la grave Trastévere cuando surge la ira, la emoción palpita entre violines, y se pierde el control. No puede pensar, no sabe perdonar, quizá no sabe perdonarse y con ello volver a empezar con voluntad y buena disposición. Es Espigadores y nos empuja... fuerza! vamos, adelante!.



    Mi viaje entre las nubes
    carece de sentido.
    Me avergüenza
    que la luna inmutable me vea. (1)

La llamada del lobo surge con la noche y la luna. Son "tiempos interesantes" y por si no hubiera sido suficiente, asalta de nuevo la sorpresa. Lunática es extraña y alucinante. Los aullidos se elevan en la muerte del día, ¿quién sabe si por lo inalcanzable que ya forma parte del firmamento?. Es hora de recogerse y hacer contrición, enfrentarse a la imagen de uno mismo ante las gotas del dolor, abandonar los escondites y cesar mi orgullo perdedor. No es sencillo de asumir pero es necesario entender que no tengo siempre la razón... si quiero más, un poco más de ti. Sólo así quizá sea posible superar las luchas de poder con el otro y, más allá de los papeles asumidos como propios en esta obra vital, quizá sea posible encontrar la reconciliación de opuestos en que la distancia no sea nada.

    ¿Qué tendrá la barrera de la colina
    del reencuentro para que desde este punto
    hayamos de vagar de nuevo a través de un bosque de lágrimas...? (1)




La Sangre de Pegaso es poderosa, rica en matices, en sabores; presentada en doce copas puede incitar la sed de muchos y sus muy diversas inquietudes (aunque icrow demande flamenco y más guitarras de Koke). Es fuerte, vivaz; es dulce y suave. Hay muchas más guitarras de las que me esperaba y se muestran plenas de sentido, la voz de Kantz sorprende a cada momento y transmite siempre; valoro por sobre todas las cosas los teclados dotando de singularidad cada tema, los arreglos de cuerda y las colaboraciones que encajan y multiplican. Para engancharse sólo es necesario dejarse llevar por el olfato y el instinto.

Después de estos párrafos, ¿todavía podemos preguntarnos qué es lo que encontraremos? ¿Metal moderno? ¿post-grunge? ¿rock orientado a adultos? Quizá sea muy ruidoso para tus oidos o demasiado blando para alguien tan duro; si no te arrebata como a mí desde un principio quizá sea necesario poner un cuestión más de un prejuicio. Y si hay aún así no llega, no pasa nada; sólo he intentado hacerte partícipe de los momentos de gracia que vivo escuchándolo. Este regalo nos ha sido entregado y lo he aceptado y hecho mío, parte de mí; declaro mi amor por esta banda y me dejo llevar por pensamientos fugaces surgidos en una noche de octubre...



El sábado (16 de octubre) lo presentan en directo en la sala Sol junto a Men, y necesitaba expresar lo que bullía dentro de mí desde el momento en que se comenzaron a atisbar los primeros detalles. Ese día podré tocarlo físicamente y escucharlo rugiente desplegando sus alas desde los amplis.



Sólo queda decir... vaya cacho de disco, cabrones!

    Ambos pensamos igual,
    conoces mi secreto
    nada me emociona más...
    (1)


p.d.: sobre Carta perdida no he podido llegar a escribir nada con sentido. Imágenes difíciles de expresar, afectuosos abrazos no dados y cierta melancolía pugnando con fuerza resistiéndose a la pérdida.

p.p.d.: la opinión de Adorno sobre esta música no sería precisamente buena, pero ya se sabe que otros vendran que tus palabras tergiversarán y en su beneficio...

1: poemas de La Historia de Genji, Haruki Murakami.
2: extractos de T.W. Adorno
Cuadros: Cuatro musas y Pegaso en el parnaso (Caesar Van Everdingen) y Pegasus (Gustafson)


Artículos relacionados: