Los desaparecidos de 2007 II: Aluk Todolo

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lavrenti

Los tres componentes de la banda de black metal de Grenoble, Diamatregon, deciden en el año 2006 analizar de nuevo algunos de los conceptos que habían estado manejando hasta entonces y reinterpretarlos de forma algo más sutil y, posiblemente, más veraz. Es así como nace Aluk Todolo (al parecer, significa en Indonesia el camino de los ancestros) definido por ellos mismos como rock ocultista, en busca de niveles elevados de trance psicodélico y de nuevos estados de conciencia.

Influenciados por los trabajos de G.I. Gurdjeff, Madame Blavatsky y Aleister Crowley (eche mago niigro según Iker Jiménez), y armados de un buen montón de sígiles decidieron a finales de 2006 encerrarse en una cueva (así puede parecerlo el sonido) y tras horas de rituales grabar Descension. Es ésta su opera prima, tras un par de demos editadas en vinilo, publicada el año pasado en el sello norteamericano Public Guilt en CD y en plástico por el inglés Riot Season.

Situemos nuestras sillas en dirección a Boleskine y comencemos a comentar Descension, buena muestra de las intenciones conceptuales y musicales de la banda. Basados en una base rítmica muy marcada, relativamente lenta y repetitiva, permiten que sean las guitarras las que experimenten desde el punteo, el uso del arco de violín y la distorsión hasta lo puramente noise; en una propuesta meramente instrumental, que de nuevo vemos relacionada en diferentes medios con el kraut-rock.



No es un disco agradable. Es primitivo y hermético al mismo tiempo. He desvelado algunas cosas ocultas de mí mismo y reconozco que requiere un esfuerzo por parte del oyente nos dice su batería, Antoine Hadjioannou. Las fuerzas conjuradas están malditas. Es un disco putrefacto, absurdo, humillado y maligno.

1. obedience
2. burial ground
3. woodchurch
4. disease

Desde la extraña percusión de Obedience, las voces fantasmagóricas se elevan y estalla todo en un ruidoso set lo-fi en ocasiones estridente. En Burial Ground y Woodchurch nos dejaremos vencer por la repetición sin desmayo de las bases rítmicas, dando paso a un estado cercano a la hipnosis en el que imágenes de pobredumbre y sufrimiento se entremezclarán.


Disease nos dejará a solas con un insólito riff de guitarra que dará paso a las únicas voces (deformadas) y los intentos noise insertados en el flujo de los reaparecidos bajo y batería (platillos torturados mediante).

Efectivamente, Descension no es un disco fácil y, entendido como reconstrucción alternativa de algunas de las bases del black es tremendamente acertado puesto que crea pasajes temibles sin tener que recurrir a los viejos trucos del género (ya superados ampliamente por sus propios clichés). Así, complejo y molesto; necesario, pues siempre hemos creído que hay que enfrentarse al reverso oscuro de las artes. Desde la agonía y la presencia de la maldad podremos elevarnos, de nuevo, en espíritu purificados (o no).

Como Diamatregon pronto editarán nuevo disco bajo el título de Crossroads.






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