Negura Bunget, las edades de la tierra

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lavrenti

Cómo llora la tierra!
Y llora por ellos!


Pareciera que el mundo ha llegado a su fin y, al mismo tiempo, fuera un principio; como si la tierra se estuviera uniendo con los cielos de nuevo. Tierra y Universo, lugares, estado primordial del ser revelando Edades pasadas tiempo ha. Cuando la gente tenga "ojo" para ver lo que está justo enfrente... encuentre los lugares que conectan con el espíritu... las llaves para liberar o quizá acentuar los misterios del mundo. La realidad está cargada de misterios, en parte ocultos, en parte revelados... algo que escapa siempre al "ojo" racional, el objeto reuniendo el conocimiento de su propia subjectividad, si usamos la mirada para correcta para verlo. Tiempo y espacio se mezclan para crear el Universo donde la tierra tiene otros significados que otorgan conocimiento al hombre para transponer la materia hasta el espíritu y más allá, persiguiendo lo genuino.

Vîrstele Pamîntului se inicia con el despertar de las flautas en la meseta transilvana para iniciar tránsito en pos de las montañas más elevadas de los Cárpatos, allí donde los espíritus originarios moran escondidos del futuro. Negura Bunget refuerza en este disco su compromiso con el folclore para ofrecer una gran disco de black heterodoxo, tan pronto inquietantemente atmosférico y rural como dolorosamente progresivo.

Establecen un vínculo intenso con sus raíces y, a través de imágenes de naturaleza agreste -ríos y altas montañas, nebulosos bosques, guardianes de secretos- y recuperación de mitos históricos, invitan a un desarrollo místico panteísta de la persona en relación con la naturaleza, fuente de la divinidad. Comprendiendo y respetando la tierra podremos entendernos a nosotros mismos, nuestros propósitos y destino. Frente a la modernidad, se mantienen en busca de la hierofanía, la manifestación de lo sagrado a través de la experiencia común. Para aquellos que tienen una experiencia religiosa, la Naturaleza en su totalidad es susceptible de revelarse como sacralidad cósmica. El Cosmos en su totalidad puede convertirse en una hierofanía. El hombre de las sociedades arcaicas tiene tendencia a vivir lo más posible en lo sagrado o en la intimidad de los objetos consagrados. La Sociedad Moderna habita un Mundo desacralizado. Mircea Eliade, Lo sagrado y lo profano.

A su vez dan mucha importancia al simbolismo de los números (como podemos leer en su web oficial), tomando como base el 9, capaz de desvelar y desarrollar nuestras habilidades en un sentido positivo en la relación con el mundo. El uno, Pãmînt, dota de energía y fuerza a la voluntad y es inicio para acciones puras. Un canto acontecido a la tierra mancillada y el agua enturbiada por el hombre en el que el sol se ha oscurecido, tras jugar a su antojo con nuestras sensaciones con los cambios de ambientación en los teclados, rompe en una espléndida parte de black medio-tempo con el dulcémele rumano de fondo, gritando con fuerza a ser arrastrado a la tumba sin oposición.

Mînce-te Pamîntu!
Arde-te-ar focu!
Înghit,i-te-ar locu!


Dacia Hiperboreana trabaja con la dualidad que nos lleva a la indecisión pero que sirve para mantener vivo el cuestionamiento de nuestros ideales y sueños ante la aparente necesidad existencial de alcanzar la unidad. Desarrolla en las letras el mito de los dacios, pueblo emparentado con el dios lobo que habita en la tierra "más allá del Norte". Allí donde la nieve nunca abandona las planicies y Zalmoxis predicó la inmortalidad de todos los seres antes de retirarse a la montaña. También conocido como Gebeleizes espera a que se presenten ante él aquellos que, llegado el momento, abandonen sus cuerpos terrenales.

Los dos temas anteriores crean con Umbra un trío espléndido, con valor por un disco entero, y relación con el pasado, el presente y el futuro como estructura del tiempo. Virgen, Madre y Anciana, previo a la transformación y la trascendencia. Regresa a tu propia sombra! aconsejan antes de que comience Ochiul Inimii, esencia de toda naturaleza y humanidad, es la vuelta al hogar, a las raíces y lo básico. El hombre con la mano tocó el cielo y las estrellas cayeron en su regazo.


Chei de Roua es un viaje espiritual a lugares velados para la consciencia a través del cinco entendido como viaje, aventura... movimiento con las vibraciones de lo primordial que se presenta como inestable e impredecible pero que genera una extraña confianza inscrita en la memoria cultural. Así que lo iniciaremos hasta llegar a la llamada de las largas trompas que abren Tara de Dincolo de Negura, uno de los pocos temas que me resultan algo más confusos -aunque su parte central me encante-, quizá sea por la mayor velocidad y unos riffs de guitarra más agudos. Es la etapa del despertar espiritual y la expansión de la consciencia y no quisiera pensar que los amarres a la realidad aparente me hagan generar un rechazo defensivo.

Lo supero con el agradable temor de la instrumental atmosférica Jar y me doy un respiro con el tema menos folki del disco, Arborele Lumii, que gana interés con las atmósferas de fondo y los momentos post-black arañando cuerda. Sólo quedará otro de los grandes temas, Întoarcerea Amurgului (vuelve a anochecer). Se completa la cuenta, llegamos al nueve -como nueve días pasó Odín colgado de Yggdrasil, árbol cósmico sobre los nueve mundos, y nueve fueron las canciones que aprendió xD- y retornamos a los inicios, desapareciendo los instrumentos modernos, para marcar el fin de un disco notable. Un gran paso adelante que continua la senda ascendente iniciada en sus discos anteriores y que debería llevar de manera inexorable al grupo a las más altas cotas de reconocimiento -al menos el nuestro lo tienen-.


El disco ha sido publicado por Code 666, con edición limitada en caja de madera rellena con tierra de origen transilvano. Sirve de punto y final a su relación con este sello y coincide en el tiempo con la reedición de Maiestrit con su nuevo sello, Lupus Lounge - Prophecy Productions, que comparten con el proyecto de sus hermanos, Dordeduh, de los que esperamos debut en un futuro cercano. Así como ardemos en deseo por el estreno de Din Brad, proyecto puramente folk de Negru.

En el mes de marzo pudimos alucinar con la puesta en escena -aunque con muchas restricciones de tiempo y espacio- de este disco a su paso por Madrid en La Boite, y la experiencia -como siempre sucede con ellos- fue impresionante. Su habitual despliegue de instrumentos "tribales" fue aún mayor, si cabe, y la nueva formación clavó la interpretación de los nuevos temas -impresionante la apertura con Pãmînt- y los pocos antiguos que dió tiempo a encajar. Podéis ver las fotografías que tomamos en su momento aquí.


Para cerrar el artículo, y sin que venga muy a cuento -más que mi deseo expreso-, rescataremos este maravilloso pasaje de Bram Stoker...

Nosotros los escequelios tenemos derecho a estar orgullosos, pues por nuestras venas circula la sangre de muchas razas bravías que pelearon como pelean los leones por su señorío. Aquí, en el torbellino de las razas europeas, la tribu ugric trajo desde Islandia el espíritu de lucha que Thor y Wodin les habían dado, y cuyos berserker demostraron tan clara e intensamente en las costas de Europa (¿qué digo?, y de Asia y de África también) que la misma gente creyó que habían llegado los propios hombres-lobos.

Aquí también, cuando llegaron, encontraron a los hunos, cuya furia guerrera había barrido la tierra como una llama viviente, de tal manera que la gente moribunda creía que en sus venas corría la sangre de aquellas brujas antiguas, quienes expulsadas de Seythia se acoplaron con los diablos en el desierto. ¡Tontos, tontos! ¿Qué diablo o qué bruja ha sido alguna vez tan grande como Atila, cuya sangre está en estas venas? -dijo, levantando sus brazos-. ¿Puede ser extraño que nosotros seamos una raza conquistadora; que seamos orgullosos; que cuando los magiares, los lombardos, los avares, los búlgaros o los turcos se lanzaron por miles sobre nuestras fronteras nosotros los hayamos rechazado?

¿Es extraño que cuando Arpad y sus legiones se desparramaron por la patria húngara nos encontraran aquí al llegar a la frontera; que el Honfoglalas se completara aquí? Y cuando la inundación húngara se desplazó hacia el este, los escequelios fueron proclamados parientes por los misteriosos magiares, y fue a nosotros durante siglos que se nos confió la guardia de la frontera de Turquía. Hay más que eso todavía, el interminable deber de la guardia de la frontera, pues como dicen los turcos ‘el agua duerme, y el enemigo vela’. ¿Quién más feliz que nosotros entre las cuatro naciones recibió ‘la espada ensangrentada’, o corrió más rápidamente al lado del rey cuando éste lanzaba su grito de guerra? ¿Cuándo fue redimida la gran vergüenza de la nación, la vergüenza de Cassova, cuando las banderas de los valacos y de los magiares cayeron abatidas bajo la creciente? ¿Quién fue sino uno de mi propia raza que bajo el nombre de Voivode cruzó el Danubio y batió a los turcos en su propia tierra?


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