Love Hate Hero - white lies

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Sigue la revolución de los chiquicomentarios, el paraíso socialista cada vez más accesible.

White Lies es la primera ofensiva seria de Love Hate Hero. Metal-Core, Emo-Core, Power-Metal-Core e Intel-Dual-Core (estos son los chistazos que sólo le hacen gracia a los vocalistas Tao Te Kin, gente del gremio). Ya no sé ni lo que digo.

Goodbye My Love abre el álbum de los angelinos , ¿pero por qué suena esto a Angra?, ¿acaso Andre Matos ha decidido saborear las mieles de los flequillos de cortinilla?. Con una voz muy power y frenéticos solos construidos a base de ligados en chorro, el primer corte consigue sorprendernos por el desvergonzado intento clásico, interesante.

A partir de aquí retornamos algo a la normalidad, golpes rítmicos más marcados y los ya conocidos gritos en segundas voces para añadir mala leche. Excelente trabajo desde la mesa, especialmente en el sonido de las guitarras y en la ardua labor de compactar el sonido, logrando un buen equilibrio entre el siempre agradecido ruido de una banda post-punk y la nitidez que facilita la asimilación de los estribillos. Que por cierto son muy pegadizos, es lo mínimo que se le exige a una banda de estas características.

Es inevitable que Love Hate Hero tenga un ligero deje teenager, es algo que va ligado a ese estilo de atacar el micrófono. Pero siempre me pareció injusto cerrarle las puertas a un grupo por ello, ¿se la cerramos a los que ponen voces de "soy un señor maduro"? pues... a veces sí, pero es otra historia.

El disco puede parecer algo lineal, pero mantiene un buen nivel de intensidad y resulta divertido, por momentos incluso adictivo. Lo que yo no sé es cuánto metal autentiquísimo europeo han mamado estos muchachos, pero hay pasajes verdaderamente graciosos (este comentario no es peyorativo) y por extensión originales. Un ejemplo claro es to the end, tema del que si sólo me dejaran escuchar los primeros 15 segundos... pensaría ipsofacto que se trata del nuevo éxito de Gamma Ray (o de Primal Fear diría Slave) xD. Claro que la cosa no queda ahí, ya que tras hacer una paradita en la estación emo, nos volvemos a topar con los sonidos del viejo continente en un electrizante soliloquio de 6 cuerdas.

En definitiva, un digno y curioso trabajo. La logia da su aprobación.

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