¿Aceptas pulpo como instrumento musical?

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joker
Sábado, 2 de junio de 2007. Estaba en Madrid y lucía radiante.

La noche anterior fue una noche de reencuentros con personas a las que había echado de menos, más de lo que creía en un principio. El señor bailarín, me mostró un “oasis en el paraíso”... estaba claro que era demasiado oasis para tan poco estómago, pero lo logramos y bebimos tanto como nos permitió nuestro bolsillo.

Hoy llegaba Bloggesa y yo tenía que pensar en cada movimiento que hacía y aún así no siempre me movía… Bueno, pensé, al menos no tengo que hacer piragüismo como otros. :P

Las horas fueron pasando y recuperé la ilusión de visitar ese Madrid escondido que ni 10 esperanzas aguirres pueden acabar con él.

Fuimos a ver un espectáculo de cuentacuentos en la sala MataderoTr3s. Allí nos enteramos de que esfumato tocaban en el emblemático café Libertad8. Miré el reloj. ¡Vaya, ya era tarde! Entre pitos y flautas nos íbamos a perder medio concierto… además teníamos otro concierto en la sala caracol…

De todas formas pregunté por el grupo y oí una frase que terminó por deshacer todos mis planes:

“hacen música con juguetes y proyectan sombras”

Así que nos encaminamos a la calle Libertad y si... nos perdimos medio concierto :S… pero el otro medio mereció la pena.

El café Libertad es un local con forma de L que da lugar a dos espacios bien diferenciados.



La entrada del local es libre. Allí, sobre la barra, puedes tomarte un mojito bien fresquito sin apenas enterarte de lo que se cuece tras el acceso del fondo.



Detrás nos encontramos con un espacio plagado de párvulas mesas rodeadas de sillas y sobre las mismas una pequeña legión de primates absortos...

Estaban mirando a dos tipos vestidos de blanco, que bien pudieran parecer sumos sacerdotes de una secta… uno abrazaba a una guitarra… otro portaba un extraño casco mientras tocaba libidinosamente a un pulpo azul… e interponiéndose entre ambos, una peculiar televisión que, a ratos, refulgía levemente, como la luz de una vela…



Resultó que el de la guitarra respondía al nombre de Enrique Amigó, el pulpofílico al nombre de Carlos Manzanares y él uno con el otro fusionaban teatro, música, magia, títeres, luces y sombras, juegos y sonrisas, en esfumato.


Enrique Amigó es una de esas personas a las que un buen día les llama el Arte y desde entonces no se sabe dónde empieza Enrique y dónde termina el Arte. Canario de nacimiento, estudió Ingeniería Informática en Madrid. Militó en Histrión y terminó convirtiéndose en profesor de la U.N.E.D. ¿Alguien ha mencionado ya que este humilde redactor está a falta de una asignatura para titularse en la susodicha? Ejem, ejem…


Carlos Manzanares, madrileño, también recibió La Llamada. Terminó Ingeniería de Montes y Caminos… pero nunca abandonó el teatro, ni su interés por la música… El Arte, afortunadamente, volvió a hacer de las suyas y Carlos respondió cursando Dirección Escénica en la RESAD.

Encontrar sitio en una sala tan atestada de gente, era prácticamente imposible… Tampoco me importaba. Allí estaba yo, de pie, más feliz que unas castañuelas, haciendo fotos a un espectáculo mágico… Cuando tenía un encuadre weno-weno, llega una chica de la sala diciendo que teníamos que pagar la entrada, que teníamos que consumir… que si, cansiiina, que vale, pero dónde nos sentamos… Vamos, que entre unas cosas y otras, nos jodieron dos temas… Sin duda, lo peor de la noche: la atención en la sala.


Ya sentados nos dimos cuenta que Carlos Manzanares “no es hombre para un único instrumento”… Le puso los cuernos al desconsolado pulpo con todo tipo de juguetes: sonajeros, xilófonos, teclados infantiles, vacas que al ordeñarlas suenan, gorilas que a ordeñarlos suenan, títeres que al ordeñarlos… cantan.

Los temas fueron sucediéndose… Llego el momento de las “colaboraciones sorpresa” y subió primero una guitarra fantásticamente acompañada por un humano de cuyo nombre no puedo acordarme:


Luego, el teatro de títeres venció a la extraña televisión y en ese incomparable marco brilló un muñeco solista que le hizo subir los colores a Enrique Amigó. Eso si que es cantar. A ver si tomamos nota…

Y después, un saxofón, cuyo portador también está enterrado en lo más profundo de la ¿memoria? de este redactor:



La fiesta se prolongó hasta tarde… Tuve tiempo de acosar a los sufridos músicos, de apuntar sus respuestas, de dejar pasar un mes y de perder por el camino todo lo que hube apuntado… Así las cosas y no queriendo dejar este artículo enterrado, pregunté a tito google por esfumato y mira tú por donde encontré muchos de sus temas colgados en su página oficial y en su myspace. Dignos de mención están Tranquilo y Entelequia.

Hay que decir, no obstante, que su sonido enlatado no se puede comparar con el espectáculo que tuvimos el placer de presenciar en Libertad 8. Es un grupo que en directo resulta tierno, encantador, que logra despertar al niño que todos llevamos dentro. A ratos piensas que en los tentáculos del pulpo se esconde la clave para acelerar el paso del tiempo. Que determinada combinación de sonidos ha debido deformar el contínuo espacio-tiempo… porque… ¡Esto no ha podido durar más de media hora!

En resumen, si tenéis oportunidad de verles en directo, no lo dejéis pasar… un buen rato garantizado.

Pulsa aqui para ver las galería de fotos libres del concierto.

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