Tagebuch der Träume, Nekrolog 43

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lavrenti

Sí, sé que es difícil
buscar algunas respuestas,
entrar y ver mi mundo secreto.
Sé paciente y siente confianza.
Sé tierno con este corazón mío,
todavía está en pedazos.


¿Qué lleva a un chico nacido en lo profundo del estado de Nueva York, estudiante de guitarra y piano clásico, enamorado de Beethoven, Mozart y Vivaldi, a crear una de las formaciones más exitosas del rock electrónico gótico alemán? Sería una pregunta con "fino" y sutil sentido muzike.org que se podría hacer a Adrian "más quisiera que se pareciera a mí" Hates cuando visite nuestras tierras a mediados de febrero (el 15 en Ritmo y Compás de Madrid y el 16 en Apolo (2) de Barcelona).

Diary of Dreams lleva funcionando desde 1994, demostrando la fiabilidad de la mítica maquinaria germana, publicando hasta diez discos, más EPs y DVDs, técnicos, precisos, directos y... emocionales! A lo largo de su extensa carrera han sabido conjugar los mismos elementos que otras muchas bandas pero dotándolos de carácter propio que emana desde la personalísima voz de Mr. Hates.


A un ritmo de disco por año se plantaban en 2004 con una obra que considero cumbre, Nigredo, dejando detrás más de una decena de canciones memorables; Butterfly Dance!, Chemicals, She, Predictions, Giftraum, Cannibals y, sobre todas, Traumtänzer. En todos ellos, sampleando instrumentación clásica y combinándola sabiamente con suave electrónica industrial han conseguido convertirse en mentores de la derrota y la falta de sentido, y aún así de la resistencia y la temeridad en la debilidad (camaradas en el tunel asténico, por siempre!)

En todo este tiempo, Adrian ha compatibilizando sus labores con la creación y gestión de su propio sello Accesion Records donde dar cabida a proyectos como Painbastard o Diorama, de su compañero Torben Wendt.

Tres años han pasado desde el último disco en los que han publicado un EP, con valor de larga duración, MenschFeind, un directo (que suelo escuchar a menudo a pesar de no gustarme en demasía estos lanzamientos por el valor de las canciones recogidas) y un DVD, Nine in numbers... y llegaba el momento en el mes de octubre de 2007 para ver la publicación de un nuevo disco, Nekrolog 43.

Con un mes de adelanto recibimos el single The Plague y era fuertemente esperanzador al mantener las claves del sonido de DoD prácticamente intactas. Estaban las guitarras cortantes, las dinámicas bases rítmicas y sus personalísimas percusiones digitales, los procelosos sintes siempre bien engarzados en la música para no desentonar, los enardecedores (y "consigneros") coros y la tremebunda voz de Adrian Hates (aunque cada vez más limpia en la producción).

1. Nekrolog 43
2. The Plague
3. Son Of A Thief
4. Tears Of Joy
5. UnWanted?
6. Matching Lives
7. Remedy Child
8. Malice
9. The Darkest Of All Hours
10. Congratulations
11. hypo)CrypticK(al
12. alLone
13. The Valley

Nekrolog 43 mantendría estas claves en los temás más activos y las complementaría con las largas creaciones de perfil bajo a las que nos tienen, tan bien, acostumbrados; con alguna disgresión a celebrar que comentaremos más adelante. Y, sin embargo, el disco resulta algo rígido, inflexible... monolítico.

Diary of Dreams nunca ha sido un grupo que haya demostrado apego alguno por los cambios de ritmo, las grandes subidas y las explosiones de intensidad. Sus temas suelen estar construidos en torno a una base y una melodía claramente marcadas desde el principio. De esta forma conseguían, sobre todo en las canciones de tono más grave, transmitir de forma directa las sensaciones pretendidas.

Y Nekrolog 43 es así, pero es así demasiado. Desde su primer tema, que le da nombre, a pesar de parecer anunciar desarrollos electrónicos alógenos, comienza a sonar a los DoD más épicos y, al tiempo, derrotistas. Te piden que cierres los ojos suavemente y permanezcas en sus brazos mientras te llevan lejos de este viejo mundo, y no abandonan ni en The Plague, ni en Unwanted, ni en Malice (industrial chulo chulo), ni en Hypo)CryptiC(Al...


Ves ahora como termina,
lo dejo en tus manos.
Cuídalo, amigo mío
en el caso de que lo entiendas...


Aunque las letras no acompañen (más personales), musicalmente es su disco más "apocalíptico". Suena a derrota, y por ello abandono, huida o soledad. Esta plagado de temas de tristeza tremebunda, con pianos y atmósferas de enfermedad, emanada del mero hecho de ser humano, o aparentar serlo... hay sentimientos de profundo hartazgo ante las explicaciones, justificaciones, revelaciones, y la omnipresente desesperanza, anticipo de la decadencia.

Así son Tears of Joy, Matching Lives, Congratulations (demasiado repetitiva) y la "bowiezada" canción de cierre, The Valley, tan sufrida y grandiosa como pudiéramos esperar.


Atrapado en las trampas de la vida, rechazando la ayuda de los demás
Una criatura nacida en la tristeza morirá en la tristeza también.



Entre tanto, las disgresiones; muestra de la, algo infrautilizada, capacidad de DoD para explorar nuevos campos. Son of a Thief es una de las canciones que más valoramos y significa una elegantísima muestra de synth-pop espacial; Remedy Child deja regusto a break-beat con sus ritmos partidos (lo más cercano a algo bailable en un disco olvidadizo de las pistas), y Allone a la experimentación ambiental.


Por favor no me mires así
parece que quisieras matarme
Por favor no toque mi piel de esa forma,
como si no estuvieras aquí junto a mí


Y os pido que me perdonéis, seais magnánimos conmigo, adoradores de la música de DoD como yo, si a pesar de mantener su sonido, y, en caso de evolución, ser ésta revalorizadora, digo que el disco me parece algo pesado. Tiene grandes momentos, aunque excepto por lo comentado respecto a Son of a Thief no me resulten sublimes; pero no es un disco para la escucha extasiada. Si sirve para el acompañamiento de otras actividades, y al menos cuatro canciones rescataré a menudo, aunque ninguna (excepto Son of..; vale, ya lo he dicho) pasará a formar parte de las "por siempre recordadas". Como si lo han hecho, al menos dos de cada uno de sus discos anteriores.

Felicidades, soy un inmaduro, un estúpido y he malgastado mi vida. Expiaré escuchando en soledad de nuevo The Valley. Sólo queda recordar que el disco se publicó también en versión limitada con libreto ecológico de 32 páginas con fotos exclusivas y CD en estricto negro profundo. Y que esperamos poder tomar buenas fotos de Adrian, Torben, DNS y Gaun en Ritmo y Compás.


¿Caminarías conmigo hasta el final de los tiempos,
y verías conmigo lo que ningún otro ha visto?


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