Feliz cumpleaños Reznik, con Dishammer y Orthodox

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lavrenti



Con bastante retraso sobre el horario (para una vez que casi llegamos bien) comenzaba el Liar Fest Happy Birthday que había congregado a unas cuantas decenas de personas un jueves en Nasti. Dishammer con su crust&ball berraco iba recibiéndonos con una torrente brutal de sonido y voz. La imponente figura de su cantante berreando apenas a unos pasos del público unido a la velocidad y la fuerza de la música nos mantuvo absortos durante un buen rato. Así el público se mostraba especialmente frío ante una música que hubieramos podido disfrutar algo más si alguien se hubiera lanzado a marcarse unos pogos.

Aunque un poco parados, técnicamente estuvieron muy bien, con una batería fortísima (lo que tuvo que sufrir la pobre con los tres grupos) creando una sensación plena y coherente de fuerza. Sin presentaciones y con apenas unas pocos agradecimientos personales los temas fueron cayendo uno tras otro con breves espacios para guitarras heavys bien engarzadas en una estructura eminemente hardcore (del bueno).

A mí, personalmente, me dejaba un tanto boquiabierto ver al cantante desgarrarse frente a un público totalmente serio:

Dishammer tocando para Reznik


Otro ejemplo:


Tras ellos subieron el trío instrumental Reznik con una oferta menos apabullante pero igualmente intensa, aun manteniendo una actitud general apática y alejada. Con un sonido que me recordaba fuertemente a Seattle fueron desgranando temas de su maqueta que ahora tenemos por ir regalada con la entrada (eso por no acercaros :P).

Sonaron especialmente bien temas como Trece 13 bodas o Trevor (¿o era traidor?) con una baterías más fuerte que en la demo, aunque los temas daban ampliamente para la presencia de letra. Si algo se me ocurre añadir es que algunos de los temas dan para no temer alargarlos y crear secuencias más introspectivas e hipnóticas (aunque ellos mismos se definen como cortos pero intensos ;). Gracias por los sugus.




Y finalmente cerraron Orthodox que ofrecieron otra vez una actuación aterradora. Volvería a caer en alabar todas sus virtudes (como en este artículo), pero lo dejaré en que su batería salvajemente torturada, sus drones de cuerda extensos hasta la desesperación, su dominio del tempo para ir construyendo lentamente temas sufridos y (lo que más me encanta) su habilidad para romper la melodía, me hizo revivir la tremebunda experiencia de su música (nada como cerrar los ojos y dejarse castigar).




Lo único malo fue que el retraso impidió la interpretación del magnífico El lamento del cabrón y que la maldita voracidad de las cámaras digitales nos impidió poder sacar más que una toma del concierto (sigh). Al menos pudimos aprovechar para conversar un poco con el grupo (probablemente estén de nuevo a la vuelta del verano por madrid con los mismos Glow y Viaje a 800) que se encuentran trabajando para un próximo trabajo que promete ser "muy extraño" comparado con Gran Poder :-o Sin querer dar muchas pistas sólo diré que quizá vaya en la línea de su Oficio de tinieblas.

En definitiva, una inmejorable tríada de actuaciones (fuerza, astenia y lamentación) para una noche que nos invita a permanecer atentos a sus evoluciones... y en el caso de Orthodox, candidato de los foros de muzike.org para Eurovision, de su aun mayor "involución" sónica en la desesperación.






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