Artesia, leyenda e irrealidad en inconsumerables parajes
lavrentide una fuente en medio de los bosques, y el blando
susurro de la brisa en la yerba que crece bajo tu ventana?
¡Pues bien! ¡Yo era quien suspiraba en esta fuente y quien me lastimaba
en esta brisa! Yo, porque he advertido que el murmullo de las aguas
y el silbido de los vientos halagan tu corazón.
François-René de Chateaubriand, Los mártires
Artesia es abandono y tristeza, es sentimiento urdido en torno a la quietud, es belleza en el recuerdo tan poderosa como doliente como podíamos leer sobre su primer disco, Hilvern. Es el viento más allá de las oscuras montañas y las turbias ciénagas de Brennilis que deshilacha las brumas del misterio, que azota los orgullosos monumentos de piedra y eriza los árboles retorcidos y hostiles.
Es música cargada de magia faérica surgida entre las sombras del atardecer del bosque de Broceliande atesorando un pasado plagado de leyendas, grandes gestas artúricas y misterios insondables. Si Hilvern desbarató temores, y Chants d'automne mostraba posibilidades en la niebla enredada del monte de Sollube, Llydaw quizá pueda sanar heridas en la noche.
1. Irree Seose
2. Le Haut-Bois
3. Y Ladi Wen
4. Lande Sauvage
5. Tempus est Iocundum
6. Le Voyageur
7. Sous la Pierre Brisée
8. Vers l'Ouest
Irree Seose adapta una canción típica de la Isla de Man y Le Haut Bois nos lleva de nuevo a pasear allí donde Merlín quiso abandonar todo contacto humano tras la derrota y muerte del Rey Arturo ya que era mejor vivir entre la fauna silvestre que con los humanos salvajes. Allí donde quedó confinado tras el engaño de Nimue. Podremos conocer algunos de sus parajes en la celestial voz de Agathe y de Loïc Cellier que se presenta en este disco junto a la violinista Coralie. El sonido de Artesia gana aún más presencia si cabe con la gravedad de las nuevas voces y las guitarras que aparecen detallando algunos pasajes.
Y Ladi Wen nos acerca a la leyenda de la Dama de Trecesson... En las noches de luna llena, una forma lívida luciendo una corona de coral aparece en los alrededores del castillo de Trecesson y canta tristemente causando el terror y la fascinación de los lugareños. Aquellos que se sientan atraídos por desvelar su secreto encontrarán la muerte pues guarda un tesoro.
Cuentan Artesia que cuando caía la noche con un leve telón de lluvia, apareció un hombre temerario cruzando el puente y la Dama, abismada por su presencia y valor, le ofreció el tesoro. El hombre no quiso tomarlo pues la oscuridad acechaba y hubo de marchar. Cuando por fin pudo regresar esperando el reencuentro, ella ya se había marchado pues no había cumplido con su cometido y lo único que obtuvo fue un inicial rechazo.
Lande Sauvage nos ofrece un bello tema de guitarra y percusión que retrata otro de los parajes de las leyendas artúricas, el bosque de Huelgoat. Tras él, encontraremos Tempus Est Iocundum en el que adaptan un texto de Hildegard von Bigen, en Le Voyageur recorreremos las sendas que nos llevarán al menhir de Locmariaquer y aparecerán de nuevo las guitarras creando melodías de gran belleza en Sous la Pierre Brisée. La despedida se producirá casi percartarnos con Vers l'Ouest, donde la voz de Loïc se mueve con igual soltura ingrávida entre los ramajes y las peñas.
el largo y sinuoso camino,
abandonado en la memoria,
y mantenido en el secreto.
Agathe y sus nuevos compañeros, a través de Prikosnovenie, nos entregan un presente en forma de música en el que las atmósferas, las melodías y los coros nos transportan a parajes de naturaleza sin mesura donde la belleza y la épica no surge del exceso sino de la magnitud atemporal de su constancia. Son pasados lejanos, en apariencia inasibles, pero que llegan hasta nuestros días pues no se ven afectados por el tiempo.
Indescriptibles son las sensaciones, pues entra lentamente y se apodera de tí, como el mate reflejo de las piedras bruñidas por la corriente. Son historias en las que recuerdos apenas se filtran a través del olvido, despertando símbolos grabados en la memoria fantástica y común de las historias de caballería, y abriendo toda suerte de posibilidades al ensueño y la imaginación. Hay cierta incapacidad de sobreponerse a los elementos, y por ello una ligera frustración, pero su dolor es tenue y quién sabe si necesario. Elabora presencias que se acercan sutiles, en apariencia frágiles, cuyo tacto es frío pero no gélido, y que con su abrazo alumbran nuevos deseos o conceden vigor a la rememoranza. En el libreto presenta ilustraciones de ScarletGothica en las que se muestran sin pudor lágrimas pero también miradas cargadas de esperanza. Ambas han de estar presentes en nuestras vidas...
Es por ello que leer este artículo pueda no servir para entender este disco y tengamos que, por un momento, dejar de pensar y entregarnos (myspace). Quizá, en un último momento, comprenderemos que, encandilados por el violín, la guitarra y las dulces voces, hemos sido atraídos al interior del bosque y nunca podremos volver a salir de él. Como la Dama Blanca, nos ha hecho perder el norte y habremos de fallecer extenuados pasado el tiempo sin haber podido encontrar una salida. Quién sabe si ni siquiera la hayamos buscado...
pues nada hay tan terrible como la desgracia
de haber turbado la inocencia.
Las fotografías del bosque de Broceliande y del castillo de Trecesson son de los correspondientes artículos de Wikipedia.
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