Sol Invictus, The Devil's Steed

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lavrenti

Sol Invictus es una de esas bandas de neofolk (tendré que dedicarme a esto ya que yem ha abandonado las filas del renacimiento europeo) con las que uno no sabe bien cómo tratar y duda si en el fondo no estará cometiendo un error dándole más publicidad de la que tienen. Es algo que suele ocurrir con este estilo... aunque en esta banda, proyecto personal de Tony Wakeford (uno de los fundadores junto a Douglas Pearce de death in june), con el tiempo se ha ido potenciando el aspecto mitológico y épico de las letras por encima del discurso reaccionario político-flamígero.



aquí le vemos con su colegui, douglas

Su abandono de DiJ coincidía con su profundización en la Magia y la necesidad de expresarse de forma individual, allá por el lejano año 1984. Es en 1987 cuando se termina de conformar la banda y desde entonces hemos podido contar con trabajo anual prácticamente. El 10 de abril de este año editaba finalmente el sello Dark Vynil un trabajo que finalizaran en 2005, The Devil's Steed.. Córcel del diablo que, según explica la banda, en las leyendas rusas portaba al infierno a aquellos que cometían suicidio.

El concepto del grupo muestra desde su nombre, 'Sol Invicto' en referencia a los cultos romanos pre-cristianos, el interés del autor por el Paganismo y el Mitraísmo que junto a sus referencias odínicas destila un enfrentamiento continuo al cristianismo. A esto se une un concepto tradicionalista de la sociedad que se expresa en el odio hacia el mundo moderno, el materialismo y la influencia norteamericana que devasta la cultura europea. Vamos, lo típico.

Una de las referencias continuas en el ideario de Tony Wakeford es Julius Evola, filósofo italiano vinculado estrechamente con el fascismo italiano y el nazismo durante la guerra, abanderado como 'el Marcuse' de la extrema derecha.. pero con el fin de la segunda guerra mundial nunca se identificó con estos movimientos continuando sus estudios esotéricos y ocultistas, y su interés por los cultos hindúes y el budismo.

Pero abandonando sus principios ideológicos, que con el tiempo han ido desapareciendo de sus trabajos como decíamos, lo cierto es que nos queda un grupo interesante que crea preciosistas ambientaciones de romanticismo perdido. A mi modo de ver se fue lo mejor de death in june que desde entonces ha repetido una vez tras otra, sin demasiada imaginación, sus propios clichés.

Lo que nos encontramos en este The Devil's Steed es un trabajo denso (a pesar de sus cortos treinta minutos de duración), melancólico al tiempo que sufrido. Es un canto atormentado de la búsqueda imposible de la belleza, el amor y la magia perdidos.


1. We are the Dead Men
2. Old London Weeps
3. The North Ship
4. A Steed for the Devil
5. There Did Three Knights Come from the West
6. Twa Corbies
7. Semaphore Seasons
8. O Death Come Close My Eyes
9. The Devil's Steed
10. The Edge Beckons
11. Where Stone Lions Prowl
12. Come Winter Rain
13. A Window to the Sun
14. The Silver Swan


Partiendo desde el cántico de los condenados que caminan alrededor de la iglesia, We are the dead men, nos encontraremos composiciones de guitarra con apariciones puntuales de secciones de viento, y detalles en forma de flautas y panderetas. La belleza de trabajos anteriores se ve un poco debilitada por una recuperación más intensa del folk británico.

La voz de Tony Wakeford puede tirar para atrás en ocasiones y resultar un poco monótona aunque cuente con el soporte de los coros en aquellas canciones de corte más narrativo post-medieval, como en There did three knight come from the west. Será esta tónica la que prevalezca en creaciones de corte histórico por donde se paseara hasta el rey de España enfrentado a la pérfida Albión, y en aquellas alegóricas como Twa Corbies.

Las mejores canciones resultan las instrumentales de A Steed for the Devil y O death come close my eyes que sobre bases tranquilas de guitarra ejercen una tortura inquietante de las partes de viento. Así en la segunda los violines van creando una sensación de temor que crea cierta incomodidad.

Otro punto álgido es The Devil's Steed que da nombre al disco y que con una de las bases más prominentes de la percusión (hasta entonces poco valorada) va poco a poco preparando la entrada intensa y final de las trompetas. Es uno de los pocos momentos en los que realmente nos dejaremos ir y abrazaremos la grupa de los corceles que nos hunden en el abismo. También se puede destacar la extensa y lentamente tejida Where stone lions prowl.


En definitiva, una especie de experimento crooner de folk oscuro que puede agradar tanto como desagradar dependiendo de si lo esperado es mucho sentimentalismo de pérdida e imposibilidad de futuro. Adecuado para las tardes en las que la tormenta se puede oler en al ambiente. Aún así creo que con cuatro o cinco canciones realmente reseñables el conjunto es poco variado y si no se encuentra uno en una situación ambiente como la descrita puede llegar a aburrir un poco.



turn your face to the wall
you no longer wish to see
stroke a hair trigger
you're now the devil's steed


(la última imagen de wikimedia)


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