Dead Hearts - Bitter Verses

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pain


These are the restles times
These are the sleepless nights



Esto es post-hardcore del bueno, del mejor. Los fans dirán "sois lo peor, este disco salió en septiembre del año pasado y me lo sé de memoria". Tienen razón, en ambas cosas.

De la mano de Ferret Music nos llegan estos Bitter Verses de los supermotivados Dead Hearts. Os podéis hacer una idea, un puñetazo (con pinchos en los nudillos) en pleno corazón. Voces desgarradas que atacan en coro, guitarras dobladas con maestría y chorros y chorros de intensidad, de la que supura por dentro.

Con todo a favor, 14 temas que en total apenas superan la media hora de escucha. Fuerza dolorida con delicados momentos pos-pre-tormenta que dejan hueco para un respiro melancólico, un paraguas.

Con Dead Hearts no hay espacio para vulgaridad, aunque sí para instantes de cabalgadas baterísticas, perfectas para soltar alguna que otra patada a ese compañero desconocido que disfruta del show a tu lado. Y en cierto modo es parte del mérito de este álbum, su doble acción lúdico-evocadora. Te lo puedes tomar como un disco acción y carreras de coches, pero también es capaz de conmoverte si así lo deseas. Yo he tenido el gusto de disfrutar ambas interpretaciones, y hay que decir que es más complicado lograr esto tocando hard-core que pisando terrenos sonoros más sofisticados.



¿La ventaja? que por su propia naturaleza, lo primitivo suele ser más propenso a ser tomado como sincero. Siempre es un placer tener ese instante en el que uno piensa "estos verdaderamente se lo creen", luego puede ser verdad o no, pero ya es un paso adelante. ¿Tu crees que Ville se lo cree?, yo no.


A partir de ahí se construye el disco, Somnium es una intro prepara el terreno y a partir de Dusk estos muchachos de Buffalo comienzan zarandearte las entrañas. Epitaph es uno de los medios tiempos más curiosos que he oído tiempo acá, es casi más intensa que otros temas a 220 bpm. Dawn cierra Bitter Verses con coros de puños levantados y caras trágicas.

No voy a pararme en todos los cortes porque... efectivamente el trabajo es algo lineal (exceptuando las paradas, que por cierto no están ni mucho menos metidas con calzador). Entonces... ¿servidor debería rasgarse las vestiduras?. Funciona un poco como los buenos discos de doom, no hay grandes giros de estructura ni sorpresas de última hora, pero son 32 minutos que salen del corazón, y emocionan. No echo de menos ninguna floritura progresiva.

Crudeza, rabia, pero también tragedia y un punto de desesperanza forman un cocktail, que servido en un bonito art-work, hacen de este LP un paraje más que interesante.

Conclusión de mercedes conichigua... "¡dale caña!"

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