Berri Txarrak, Jaio.Madrid.Hil

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“¡¡Joder!!” Eso fue lo que dije la primera vez que escuché el último trabajo de los navarros Berri txarrak: Jaio.Musika.Hil, o traducido al castellano Nacer.Música.Morir, un auténtico discazo desde el comienzo hasta el final, un homenaje, como el propio grupo señala, a la música. Y un homenaje, a mi entender, a todos los que la vivimos, a los que seguimos aquí, buscando lo que nos emocione, esa sensa
ción de vida en un simple sonido.

Esto podría ser el final del artículo, pero prefiero empezarlo poniendo los puntos sobre las íes. Este conjunto euskaldun lleva ya sorprendiéndonos más de 10 años, y la ya dilatada carrera se nota, su último trabajo es impresionante, sin salirse del esquema que tan bien han sabido rentabilizar, de discos cortos pero intensos, de canciones de tres minutos de furiosa duración, el resultado es enorme, y explicaremos por qué:

Primero porque ha sido todo un renacimiento para la banda, que se ha convertido en trío tras la marcha del guitarra Aitor Oreja. Un contratiempo al que han sabido hacer frente, decidiendo seguir adelante y grabando este quinto disco de estudio con la guitarra, ya en solitario, de Gorka Urbizu, que si bien ya componía y tocaba la guitarra en los anteriores trabajos además de ser el vocalista del grupo, ahora se ha quedado con todo el peso melódico él solito. El resultado lleva ya unos meses destrozándome los tímpanos, y es que no puedo dejar de escucharlo. En este disco el estilo ha cambiado ligeramente, leíamos por ahí que habían abandonado el nu-metal y el punk, que ahora sonaban más “emo”, que si el post-hardcore, que si el tonteo con el pop… vamos, lo de siempre, un compendio muy amplio de etiquetas y nombres que a mí personalmente me suenan todos, pero que nunca sé muy bien donde aparcar.

El disco suena a Berri Txarrak, pero de un modo distinto. A nosotros nos gusta más trascender el simple sonido, que ya de por si es bueno, e intentar llegar dentro del disco. Y por muy tonto que suene esto, si leemos las letras (en castellano, de momento, que están disponibles en la web y porque de momento el euskera aprendido no nos da para tanto) también podemos notar ese cambio. Este disco quizás es más personal que el resto, sin dejar la política y la protesta social. Las metáforas se vuelven más hacia el interior, quizás no tan explícitas, pero más duras que nunca. La escucha de los casi cuarenta minutos de música dejan un sabor agridulce, hay un tono melancólico y casi dramático en muchas de las canciones, de rabia convertida en tristeza, mordedura convertida en veneno. ¿Quizás sea eso que llaman madurez? No nos engañemos, todos crecemos, nos hacemos viejos, y es posible que si alguna vez los integrantes del grupo leen esto, se les escape una sonrisa, pero lo cierto es que ya rozan la treintena. Y aunque el rock, ese ruido que tanto nos gusta, sea el auténtico elixir de la juventud, los años pasan. Recuerdo una entrevista que leí cuando el grupo publicó Eskuak/Ukabilak, donde se “acusaba” a Gorka de cantar siempre cabreado, como si estuviera a punto de darle de hostias a alguien. Él contestaba que sí, que muchas de las letras de sus canciones nacían de la rabia que sentía ante una realidad que, como a cualquiera, le daba asco. En este trabajo, sin dejar de ser duro y contundente, lo que se nota en la voz de Gorka es una cierta tristeza. Las cosas están mal, somos conscientes de ello, pero lo que antes nos hacía escupir bilis, lo que nos daba ganas de quemar cosas, ahora simplemente nos da pena. Todo va a seguir siendo muy difícil de cambiar, seguiremos denunciando, pero no sabemos si podremos abandonar esa pena.



Llegados a este punto donde creo haber equivocado el camino y haber escrito casi las conclusiones al principio del artículo, mejor ahora inspeccionaremos el disco un poco. Lo de “Joder” que dije cuando lo escuché la primera vez, es porque la primera canción ya me sorprendió bastante, el sonido parecía nuevo, esos acordes tristes con que empieza Zertaraku Amestu (“Para qué soñar”) rotos de repente por la brutal entrada de la batería. Y la forma de cantar, sin gritos, con una voz mucho más melódica que lo que nos tenían acostumbrados a oír, la verdad es que me sorprendió. El tema es corto, pero es un buen comienzo, el mensaje, claro, ¿o no?

Y si estamos dormidos
¿Para qué soñar?
¿Y para qué despertar
si no estás aquí?
Y si estamos dormidos
¿Para qué soñar con los días libres que llegarán?
¿Para qué soñar?


El segundo corte con la distorsión con que comienza me lleva a pensar en Seattle, pero en seguida nos trae de vuelta a la caña a la que estamos acostumbrados, aunque personalmente, si el primer corte me sorprendía, con este segundo tema es con el que te das de verdad cuenta de que el rollo es serio, que Berri Txarrak no ha cambiado, pero la evolución es consistente. Quizás sea aquí donde comienzas a darte cuenta del trabajo llevado a cabo en este disco, donde percibes la importancia de la producción y de las mezclas, lo que corroboran el propio grupo en las entrevistas que he podido leer con sul viaje a los States para trabajar al lado de Ed Rose y todo lo que han aprendido. Yo creo que se nota, a mí me tiene impresionado el sonido de la batería en este disco, es de las baterías más burras que he escuchado últimamente. Me viene a la mente la imagen de Aitor Goikoetxea dándole unos baquetazos terribles a los tambores, y para qué voy a engañaros, estoy deseando ir a verlos en directo y comprobar que la bestialidad con que suena esa batería es fiel a la imagen que tengo en la cabeza. También guardo en la memoria la imagen del rubio Mikel López girando la melena mientras tocaba el bajo en vertical durante ese burro Oihu en aquel concierto que pudimos disfrutar en la reducida sala Gruta 77 de Madrid allá por el 2002, pero bueno, para volver a verlos ya sólo quedan escasas horas y estoy deseando volver a disfrutar de su directo, aunque de esto hablaré un poco más adelante.

Volviendo a donde estábamos, Berba eta Irudia (“La Palabra y La Imagen”) nos trae protesta, habla de lo que tenemos todos los días ante nuestros ojos: la manipulación de que somos objeto por parte de los medios.

No es homofobia: es la familia
No es tortura: es eficacia
Palabra e imagen: control
(...)
¿No nos damos cuenta de que
desfiguran la realidad cambiando las palabras?


Duras palabras donde nos acercamos a problemas actuales como por ejemplo el revuelo que montó la iglesia a instancias del PP a propósito de la ley de matrimonios homosexuales donde los inteligentes del foro de la familia sacaron a los niños a la calle a protestar contra ZP y su política sin darse cuenta de la imagen que daban con su propio acto... pero en fin, sigamos con la música que es aquí lo importante.



Oreka (“Equilibrio”) me vuelve a mostrar a Aitor golpeando brutalmente la batería... pero el cambio lo notamos en que lo que antes era una especie de rap-metal ahora se ha convertido en otra forma de cantar, de hablarle al micrófono, de gritar desde el suelo, a través de las ventanas, de quitarnos de encima ese manto de absolutismo que nos aplasta. Mencionan que se han creído sus propias mentiras, mencionan un cansado pueblo, la madurez que mencionaba al principio, que el equilibrio no sirve si estás en el suelo, si ya te has caído. Y el final de la canción es trepidante con esa guitarra sobrecargada, que se va volviendo más dramática a medida que se acerca al final. Y todo para dar seguido comienzo a la canción más emotiva, en mi opinión, del disco: Iparra Galdu: Hegora Joan (“Perder el Norte: Ir hacia el Sur”) unas letras más íntimas, también una de las canciones más metaleros, pero sin perder la sensibilidad, la forma de cantar, como ya dije antes, es más suave, sin dejar el mensaje y la fuerza que quieren transmitir, todo suena más acompasado, quizás más cercano al pop, pero yo sigo pensando que son esta canción me voy a dar las mismas hostias en el concierto que si se tocaran el “Off” del Ikasten, y tampoco por esto va a dejar de ponerme los pelos de punta esta maldita canción que lo consigue a cada escucha, con ese sonido pastilleado de guitarra que me encanta y ese final donde me veo botar.

El quinto corte que da nombre al disco es duro, con sonidos entrecortados, tema muy rápido y potente. Aquí Aitor vuelve por sus fueros, notamos cierta rabia en su voz, las letras son explícitas y sangrantes, la voz también sangra mientras escupe lo que lleva dentro

Nací para esto y por esto moriré
¿Cuál es tu objetivo?
¿Cuál es tu opinión?
Tenemos un mensaje que difundir
Para bajar los humos a todos los subiditos
Con el cuchillo preparado para desangrar los sentidos
Vosotros seguid salvando el rock’n roll
Cuidad vuestra imagen
Nosotros volveremos a coser corazones
Todos estamos hartos de las canciones siliconadas
De la ablación de la música
Malditos cabrones
Contra este puto sinvivir
A favor de la libre expresión
Vaciaremos nuestra alma para llenar la vuestra


Más claro el agua.

Y seguimos en la brecha con Onak eta Txarrak (“Buenos y Malos”), el tema más hardcore del disco en lo que a sonido se refiere, el más rápido y uno de los más duros en cuanto a mensaje, donde llama subnormales directamente a los que distinguen tan fácilmente entre buenos y malos siguiendo su propio y sesgado rasero, a los que censuran sin pararse a escuchar o a entender, a los que ponen orden a base de hostias y rebuznos, vamos que nos estamos cabreando, y este es el resultado, lo normal.

Iraultza Txikien Asanblada me encanta por el dominio del tempo, por como se entrecortan batería y guitarra para dar luego paso a trozos de auténtica locura con Aitor destrozando esta vez los platos mientras los de las cuerdas se dedican a desbarrar con el pedal, impresionante. Y lo que se oye a través del micro son cosas como esta:

seremos esquiroles en esta larga huelga de cerebros
Ha comenzado una nueva era, respeto es la contraseña
Respeto

El octavo tema también es sorprendente, la mezcla de sonidos me parece genial, como pasamos del agudo al grave y emocional sonido de Bueltatzen (“Volver”). Una canción donde dejan ver su lado más tierno, donde el amor rebosa en cada acorde y en cada palabra que sale de los labios de Gorka, de cada cuerda que rasga Mikel, y no sé si decir de cada piel que golpea Aitor, porque la batería no pierde nada de su vigor, me sigue pareciendo bestial a pesar de estas tiernas palabras:

Quiero ver el mundo
Pero desde tu cama
(...)
Quiero ser canción en tus labios
¿Y dónde te escondías hasta ahora
sin aparecer en todos estos años?
Cógeme de la mano, fuerte por favor
Está oscuro y no sé volver


Aunque no todo iban a ser besos y flores jeje, Kezkak (“Preocupaciones”) nos devuelve al drama de la realidad de todos los días

No llegan cartas a Artozki
Ni ayuda a Africa
Armas sí, armas sí desde la civilización
A cambio de materia prima a bajo coste
Para que los niños no sepan leer
Y aprendan a disparar
Antes que cualquier otra cosa
Preocupaciones
Algunos pueblos estudian la historia de otros pueblos
Como algunos pueblos escriben la historia de otros pueblos
En los ataques nocturnos, los misiles parecen fuegos artificiales
En la pantalla de la televisión


El sonido es tremendo, va cambiando bruscamente, pero los experimentos en las cuerdas quedan perfectos, el sonido convence, va volviéndose más y más duro a medida que las preocupaciones nos embargan, la forma de cantar va aumentando en intensidad y en fuerza, la denuncia nos lleva a la rabia para terminar destrozando la batería, golpeándola sin piedad.



Isiltzen Banaiz significa “Si me callo”. Yo terminaría diciendo “Reviento”, y reventando la garganta con una especie de scratch empieza la canción, que esta vez nos habla de una ruptura llena de miradas tristes y de palabras de arrepentimiento, de ilusión oxidada y de felicidad pasada, la guitarra llora con nosotros y seguimos la melancólica voz hasta su extinción. Extinción que ocurre a toda velocidad para dar paso al pausado y aterrador comienzo de una de mis canciones favoritas (y mira que es difícil escoger, pero...) Breyten me parece un compendio de sonidos escalofriante. Breyten era el nombre de un condenado a muerte según palabras del propio Galeano, a quien adaptan al euskera en esta canción. Imposible dejar de mover la cabeza ante el increíble ritmo al que nos hace ir la batería, que no me canso de alabar.

Pero muy a nuestro pesar, el disco tenía que terminar, el final no desmerece todo lo anterior, Gelaneuria (“Lluvia en la habitación”) deja la puerta abierta a más temas como estos que acabamos de escuchar, pero no deja de ser una despedida

Una canción te ha abierto la herida
Apagando los días
(..)
Y es difícil de explicar
Ese sentimiento que queda
Después de darlo todo
Y es difícil encontrar a alguien
Que viva por inercia
Después de darlo todo

El tono de la voz es triste, el adiós es irrevocable, a pesar del bronco sonido de cuerdas “Avisadme si muero, si no soy yo, si no soy el que era”
“Parecía para siempre y terminó para siempre”



El final es irrevocable, pero la puerta queda abierta. El giro (si se le puede llamar así) en el estilo de este trío devuelve una luz cegadora, un futuro más que probable a una carrera ya larga, pero no terminada. La música aportada es buena, el homenaje merece la pena, y el final del disco no significa nada, porque de aquí a unas horas estaremos en la sala Ritmo & Compás viéndolos de nuevo en su presentación de Jaio.Musika.Hil en Madrid. Los nervios están a flor de piel, las ganas son casi incontenibles y, como bien habréis adivinado, Muzike estará allí disfrutando del bolo y más tarde informándoos, fieles lectores, de lo que presenciemos, seguramente será bueno. muy bueno. Aprovechad que todavía tenéis tiempo y conseguid vuestras entradas en Sun Records, habrá dos conciertos en Ritmo y Compás, miércoles y jueves, ambos a las 20:00 horas. Haced como nosotros y no os lo perdais.


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