audioslave en madrid

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the dancer

Estaban anunciados a las 22:00 horas, pero no sabíamos quién tocaría antes como teloneros, entramos en la sala pasadas las nueve y escuchando ya al grupo que precedía a Chris Cornell y compañía. Para nuestra sorpresa, según íbamos entrando, nos enteramos que quienes tocaban eran Skizoo, un grupo del que había oído hablar pero no había escuchado nada todavía. Sabía que estaba formado por dos componentes de Sôber, y el resto venían de otros grupos también conocidos. Más tarde me enteré que los otros tres componentes eran un miembro de Saratoga, otro de XXL y que el cantante era Morti, procedente de Ex-Mundus, antiguo Fantástico Hombre Bala y colaborador de Bunbury y Carlos Ann en Bushido, entre otras muchas cosas. La verdad es que había curiosidad, pero entrar en La Riviera y ver justo enfrente a los Skizoo con sus aires tan oscuros al mismo tiempo que el tal Morti se marca delante del micro un baile más propio del Neng de Castefa que del gótico que intenta ser mientras se grita a pleno pulmón ”Me reconfortaaaaaaaaaa, ser un IDIOTAAAAAAAAAA”. Vale, a lo mejor no pudimos o no quisimos escuchar más, a mí personalmente me bastaba con ver al frontman e imitar su baile, me divertí mucho, a lo mejor fuimos un poco duros, pero la primera impresión fue tan... en fin, que no pudimos hacer otra cosa. Y es que todos estábamos allí para ver y disfrutar a los SEÑORES Chris Cornell, Tom Morello, Tim Commerford y Brad Wilk, así que vamos al grano.



Durante el intermedio entre los dos grupos, ambientado como siempre por Bob Marley en La Riviera (enlatado claro, ya nos gustaría que siguiera vivo), detalle que me atrevería a calificar de acertado ya que viene muy bien para aplacar los nervios antes de un concierto como el que nos esperaba. Yo estaba muy nervioso, primero porque como gran seguidor de R.A.T.M. apenas soñaba con volver a ver tocar a sus músicos en directo, segundo porque a pesar de encantarme el álbum debut de audioslave, del nuevo disco Out of Exile sólo había escuchado el primer single, y tercero porque quién no se pone nervioso cuando va a ver sobre el escenario a un sex-symbol de la talla de Chris Cornell con su camiseta de obrero ajustada.

El descanso no se hizo nada largo, y de repente aparecieron en el escenario las cuatro estrellas del Rock, porque a pesar de que las estrellas de Rock ya no son como las de antes (de lo cual me alegro), estos cuatro señores son de lo mejorcito que hay en el panorama actual. Y lo demostraron: la duración del concierto fue aceptable, cosa de la que dudábamos en un principio y la entrega y entendimiento para con el público fue inmejorable. Abrieron el concierto con Your time has come, primer tema del nuevo disco y, aunque al principio la voz de Cornell no se escuchaba demasiado bien, los problemas fueron resueltos porque a los pocos minutos ya no notamos nada raro. Fueron alternando de forma excelente canciones del primer y segundo disco con mención especial de los hits Like a stone y del single del segundo álbum Be yourself que tocaron y cantaron majestuosamente, y cuando la cosa parecía inmejorable, tras haber tocado una versión del Spoonman que fue muy aclamada, se arrancó Tom Morello con los primeros riffs del, a juzgar por los gritos de la gente (incluído el mío), más que conocido Sleep now in the fire de Rage against the machine que todos celebramos botando hasta la extenuación. A mí personalmente me hizo mucha ilusión, porque no contaba con volver a escuchar en directo canciones de los R.A.T.M. tras su desaparición y más aún tocadas por los tres músicos de la antigua formación.

Con este tema parecía que el concierto tocaba a su fin y ya todos empezábamos a temer que se acabara ahí puesto que el grupo al completo desapareció del escenario, con la esperada reacción de gritos y silbidos por parte del público que pedíamos más. En estas andábamos cuando reapareció Mr. “bigotillo” Cornell, guitarra acústica en mano, él solito en el escenario, dijo algo incomprensible con su marcado acento de Seattle y comenzó a tocar unos acordes que el público reconoció de inmediato. Se trataba del Call me a dog de Temple of the dog que interpretó de forma preciosa y a la que siguió, ya para delirio de los incondicionales de Soundgarden, una versión acústica y preciosa también del mítico Black hole sun. Y para terminar el paréntesis acústico se atrevió con un medley empalmando con la bonita canción I am the highway (versión acústica) y durante la cual, y con el público medio embobado, reapareció el resto de la banda con camisetas limpias y agregaron sus instrumentos para terminarla de manera espectacular como en el disco.
Una vez finalizada ésta, Chris Cornell nos dijo algo en su “inglés” contestado de forma unánime por los gritos del público (donde no creo que hubiera nadie que lo hubiese entendido), y acto seguido nos comunicó (esto ya sí lo entendimos) que era el cumpleaños de Tom Morello, entonces empezamos todos a gritar para felicitar al fenomenal guitarrista que contestaba con su guitarra los gritos del público. Cornell se soltó que cumplía 26 años a lo que Morello se empezó a descojonar y ya se acercó al micrófono para decir un “Muchas gracias Madrid” que nos dejó a todos contentos.

De esta forma comenzó una especie de segunda parte del concierto en la que tocaron más canciones de ambos álbumes. Y ya rozando el éxtasis mientras escuchábamos la interpretación de Show me how to live, en la que hay que decir que por mucho que dijese un amigo mío, el cantante se ayuda de los golpecitos en la garganta para hacer el final de la canción ;-) si no, eso, es imposible de hacer; pero eso sí, demostrando Cornell que sigue teniendo voz para rato y que su peculiar forma de cantar sigue siendo de las mejores de la escena del Rock. Tras esto, fue entonces cuando Timmy C. (genial bajista) empezó a tocar el principio del mítico hit de R.A.T.M. Killing in the name of, que para los nostálgicos de Rage (como yo) fue un regalazo, las dos versiones que hicieron del desaparecido grupo fueron geniales, y a pesar de ser fan de Zack de la Rocha, he de reconocer que la voz de Chris Cornell quedó fenomenal en las dos versiones, haciéndonos botar como auténticos salvajes (palabra de Critter), ganándose al público con mucha entrega y dando un concierto que hizo valer el abultado precio de la entrada. El recital lo cerraron con Cochise, otro hit del primer álbum que después de Killing in the name of puso el colofón a un señor concierto del que todos salimos con muy buen sabor de boca, de hecho, eso de estar tan cerca del guapo Cornell hizo salir a más de uno muy mojadito de La Riviera, y es que hay que reconocer que está muy bueno el “jodío” para los años que va teniendo ya.

En resumen un gran concierto de un gran grupo.


** Gracias a Holden por su ayuda al encontrar los datos perdidos en mi disco duro.

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