Deftones - Saturday Night Wrist

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En ocasiones generamos vínculos con una banda, una conexión cuasi-personal e inconsciente que no se hace patente hasta que un día te acercas a un trabajo nuevo y ya con los primeros compases 'te sientes en casa'. deftones un grupo que presta a ello, te da todas las facilidades para que les incorpores en tu núcleo familiar.

Ahora con Saturday Night Wrist pretenden asentarse en su posición de banda que paso a paso se ha convertido en imprescindible. Nuevo parto difícil para los chicos de Sacramento y nueva prueba superada, el constante ritmo de lanzamientos es todo un logro en un mercado en el que los grandes grupos se acaban diluyendo en los picos de éxito.



Hace tiempo que quedaron atrás las creaciones puramente nu-metal, estilo del que no en vano fueron pioneros y uno de sus principales exponentes. El grupo ha ido refinando su sonido gradualmente hasta llegar a ese punto en el que la su forma de afrontar la música es propia e intrasferible. ¿Y qué encontramos en Saturday Night Wrist?, pues todo lo que desea la afición, esto es, atmósfera. Poder dejar temporalmente de lado los análisis técnicos y deprimirse a gusto, retorcerse en una nube de melancolía rota, arrastrarse por las canciones, soltar alguna sonrisa esperanzadora y sentir hermosa fatiga vital.

Tal vez el cómo es menos importante, pero no deja de ser interesante (y meritorio). Carpenter es un maestro arquitecto levantando muros de sonido con la guitarra, en hacerte sentir que la distorsión la trae el viento e inunda el aire que respiras. Las bases rítmicas juegan con tu estado anímico, mientras Chino, te arrastra desde el metal hacia su bendito lado femenino. El disco está plagado de esa colección de arreglos patentados por el grupo, ruiditos, reverbs y elementos de producción que hacen reconocible la música a la legua. Así abre el disco con Hole in the earth, con un golpe rítmico que una y otra vez se diluye en lánguidos puentes conducidos por Chino, derrotista y con ansia asténica, un “reboso de pasión pero estoy cansado”. Un comienzo esperanzador que enlaza la salvaje Rapture, muestra de que la banda no da la espalda a violencia sonora y que hace las funciones de enlace perfecto para una melancólica Beware. Esta es la estructura que el grupo ha ido respetado en los últimos tiempos, plagar los discos de distorsión atmosférica e intercalar golpes pseudo-hardcore que juegan el papel de extrañas convulsiones post-mortem. Beware, uno de los mejores cortes, también nos sirve para ejemplificar las letras de deftones, que parecen (y en ocasiones son) triviales, pero que quizá de alguna forma esconden algo. Recientemente el guitarrista Steve Carpenter declaró que no sabía de que iba ninguna letra de ningún disco del grupo, y eso se puede interpretar positivamente. Por ello la frase “¿te gusta el sabor del agua?” y el estribillo que reza repetidamente “ten cuidad cuidado con el agua” puede cobrar sentido en el decorado musical entre el que se intenta abrir paso.



Cherry waves continua en ese paraje tambaleante y sinuoso en el que Chino encuentra sitio para introducir un incisivo registro agudo que desgarra la canción, siempre en un colchón de sonidos atmosféricos. Las cosas que logra el grupo con la ayuda de Terry Date en la producción no tienen precio, hacer parecer fácil lo difícil, dotar a la música de elementos distintivos que en ocasiones pueden parecer transparentes, pero que inevitablemente ayudan a sustentar el paisaje.

La banda siempre ha sabido elegir las puntuales colaboraciones que aparecen en varios de sus LP’s. En Saturday Night Wrist nos topamos con la intervención de Serj Tankian en el tema U, U, D, D, L, R, L, R, A, B, Select, Stara, donde el líder de system of a down contrapone (o complementa) su voz solemne con la frágil cadencia vocal de Chino, reutilizando en cierto modo la fórmula que usó el grupo con Passenger del disco White Pony, que en aquella ocasión contó con la inestimable aportación de Maynard James Keenan.

Como era de esperar, encontramos elementos cercanos al proyecto electrónico/ambiental/triphopero de Moreno team sleep, que todo se ha dicho ya se empezarón a introducir en White Pony, mucho antes de que el vocalista se decidiera a montar un grupo paralelo. Esas influencias se empiezan a intuir en Xerces, que no obstante se vuelve guitarrera y desgarradora en el estribillo, para finalmente presentarnos un tema 100% team sleep en Pink Cellphone, en la que una voz femenina nos suelta un speech sobre los hábitos sexuales de los británicos, usando una amalgama de expresiones que los amantes del porno en la red reconocerán aunque no se manejen con el inglés. Añadir que es un tema que puede ratificar la teoría de que cada uno oye lo que quiere oír, porque servidor tiene la constante sensación de que uno de los samples recrea cánticos budistas. Por sugestión que no quede.

Ratsiratsirats! rescata el toque contundente de sus primeros trabajos y Kimdracula es uno de los puntos llamativos del álbum con un una estructura (y una producción) que sin ser demasiado chocante encuentro original.

Así llegamos a Riviere, que cierra el álbum de forma hermosa, suave, difusamente triste, embriagadora… Una joya imprescindible destinada a dejarte tocado con delicadeza, y dar una última pincelada al cuadro.

Dicho todo esto, puede parecer que opino que es el disco del año, un clásico para los anales del rock. Pero no nos confundamos, no es para tanto, la cuestión es… ¿a quién le importa? deftones ha puesto en la calle otro disco estupendo que se dejará querer si pones un poco de tu parte, que no desentona en la colección de álbums que nos ha ofrecido este grupo en su dignísima carrera y que, lo acepto, no supondrá un antes y después en mi relación con la música, pero el cielo está gris azulado, llueve y yo me siento dichoso por poder retorcerme con mi Saturday Night Wrist. Al final se reduce a eso...

You wait, I'll wait
I'll fly away
I'll break
Dowwwwwnnnnnn



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