Grunge, todos los caminos
llevan a Seattle
pain
Aprovechando el lanzamiento del nuevo disco de Pearl Jam, Muzike.org se disfraza de abuelo cebolleta para dedicar un artículo a aquel movimiento que surgió, hace ya demasiado tiempo, en la ciudad yanki de la lluvia. Todo sea dicho, este humilde redactor era todavía un pre-puber cuando santa claus (personificado en la figura de mi hermana), se portó y de forma perversa dejó caer en el saco aquel cassette en cuya portada se veía un bebé nadando hacia un billete de un dollar. Y sin saber cómo durante años nos dejamos empapar del espíritu de la época, supongo que nada era como es ahora, ni si quiera la MTV que se recibía por la parabólica comunitaria y que, ante la desesperación de la mini-generación X, le daba aleatoriamente por enseñar nieve en la pantalla privándonos de Beavis, de Butthead o de un Eddie Vedder cualquiera colgado del anfiteatro mientras se marcaba un Evenflow apoteósico. (ver aquí, sobran las palabras).Un poco de historia
Se suele decir que todo empezó con una banda de Seattle (cómo no) llamada Mother Love Bone. Nos remontamos a 1989, su EP "Shine" se pone de moda en el circuito alternativo y especialmente en la calle. El grupo, compuesto por ex-miembros de Green River, se presumía como el elegido para liderar a las nuevas generaciones cuando en 1990 y a pocas semanas del lanzamiento de su primer LP, fallece de una sobredosis Andrew Wood, líder y vocalista del grupo .
Pero el germen ya estaba allí, Stone Gossard y Jeff Ament los ahora huérfanos ex-guitarristas de Mother Love Bone se alían con Matt Cameron y el ex-compañero de habitación de Andrew Wood, un tal Chris Cornell, y crean Temple of the Dog. La formación la completó Mike McCready y contó con la estrecha colaboración Eddie Vedder, quién acababa de llegar a Seattle desde California para hacer una prueba con un emergente grupo cuyo nombre ya os imagináis. Temple of The Dog editó un disco homónimo cuya principal finalidad era la de servir de homenaje a la figura del desaparecido Andrew Wood. El álbum salió al mercado en 1991 y dejo para la posteridad el temazo Hunger Strike, un himno del espíritu Seattle. Terminada la aventura, Vedder, Gossard y Ament formaron Pearl Jam, mientras que Cornell y Cameron se centraron en Soundgarden.
Poco después Pearl Jam graba el increíble disco de debut Ten, y Soundgarden su exitoso Badmotorfinger. Ese mismo año (1991) Nirvana, qué había despertado el interés de toda la comunidad con su Bleach (1989), pone en la calle la canción Smells Like Teen Spirit, extraído de Nevermind, probablemente el disco mas determinante de la década.
Por aquella época, Alice in Chains acababa de poner en la calle Facelift, disco que contaba con la colaboración de Cornell y de Mark Arm de los influyentes Mudhoney, quienes habían fichado por el sello SubPop poco antes de que lo hiciera nirvana.
Y así durante aquellos años se fueron sucediendo maravillosos discos como Vs (1993) y Vitalogy (1994) de Pearl Jam, In Utero (1993) de Nirvana, Superunknown (1994) de Soundgarden, Dirt (1992) y Jar of Files (1994) de Alice in Chains, y muchos más trabajos que supusieron un boom creativo sin precedentes en la época. Tampoco deberíamos olvidarnos de bandas como los citados Mudhoney, los veteranos Screaming Trees o grupos que no eran de la zona Seattle como los californianos Stone Temple Pilots.
El fin de una era
Diferentes sucesos van marcando el final del grunge, el suicidio (o no) del líder espiritual del movimiento Kurt Cobain en 1994 fue determinante, así como la disolución de soundgarden en 1997 o la desaparición de Alice in Chains tras su unplugged del 96, banda que además perdería a su vocalista Layne Staley por una sobredosis en 2002.
Los grupos del movimiento Seattle pasaron de tener ventas multimillonarias a ver como los industria les daba la espalda, y esa es de alguna forma la idea más extendida que se tiene acerca del declive mediático del fenómeno. Siempre se ha dicho que los grupos de grunge se negaron a supeditar su música y su manera de entender la vida a las necesidades de una industria que por aquella época empezaba a mutar y que acabaría convirtiéndose en el horrible monstruo que es hoy. Así, el mercado se comió al grunge que en poco tiempo dejo de estar de moda y tuvo que dejar paso a subproductos de consumo rápido. El relevo de su estilo fue cogido por otras bandas que descafeinaron aquel sonido y sí aceptaron inmiscuirse en los convencionalismos de la nueva y devoradora industria, nació el post-grunge con bandas como Staind, Creed, Puddle Of Mudd o Nickelback, que aún sacando algún que otro trabajo más que decente, el fondo estéril de su música ya no tenían el alma de una generación inolvidable.
La música y el espíritu
Visto con perspectiva, y musicalmente hablando, las bandas que se englobaban en el estilo Seattle eran muy diferentes entre sí. Poco tenía que ver el sonido metálico de Alice in Chains con el rock punki y melancólico de Nirvana, o los arrebatos heavys con falsete incluido de Soundgarden con el toque folk influienciado por Neil Young de Pearl Jam. Aunque sí había un hilo común, la sinceridad, la autenticidad de una gente y su música que por primera vez desde hacía mucho tiempo parecía que hablaba con el corazón, sin pose, eso es lo que hacía especial al grunge.
Saliendo de una década dominada por el hair-metal, por la sonrisa forzada y una imagen estereotipada del rockero-tipo-mono-de-feria, llegaron los 90 reivindicando sin apenas quererlo la auténtica esencia de la música rock, el inconformismo, la naturalidad, el desencanto, la rabia y también el optimismo encerrado en las cosas sencillas. Todo ello promovido por una generación de jóvenes de clase media que veía como el american way of life se derrumbaba sobre sus cabezas. Se aprecia en cada canción de cada disco, en los directos, en los clips, en la forma de transmitir y de llegar al público, Seattle era genuino.
Muchos elementos se conjugaban para crear música de calidad, el sonido y las letras profundamente íntimas y personales, en ocasiones hablaban de tristezas y depresiones con las que todo el mundo se podía identificar, era algo que no se había visto antes. Eso tan común en estos días que es hacer música "atormentada", tuvo en gran parte su origen en la desinhibición del grunge. Aunque no todo era deprimirse, porque lo mejor de los integrantes de aquel movimiento era que no se tomaban en serio a si mismos, Kurt podía mostrarnos sus demonios internos pero también se permitía salir al escenario desarrapado y vestido de mujer, o destrozar sus instrumentos ante millones de espectadores en una gala de Mtv, Vedder era una superestrella del rock de andar por casa con quien creías que te podías ir a tomar cerveza o jugar al ping pong. También había música optimista e incluso campechana, sin olvidarnos de las mastodónticas piezas rock capaces de levantar festivales como el mítico Lollapalooza o el extraordinario fondo acústico que compartían todos los grupos.
Todo eso era Seattle, los fans, los músicos y la prensa lo recuerdan con nostalgia, su legado crece con el paso de los años y hay incluso quién dice que el rock no murió hace décadas, sino que nació a comienzos de los 90.
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